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martes, 31 de diciembre de 2013

3 X 11 X 61....AGRADECIMIENTO A UN AÑO NO PRIMO

En estos días oigo a muchas personas expresar su deseo de (y lo escribo literalmente) pegar una patada al 2013 por todas las desgracias que le han sobrevenido desde que inauguramos el año hace 365 días.

También es cierto que como llevo las últimas semanas medio recluida en un hospital, es lógico que las personas de dentro no tengan otro deseo que dejar atrás el dolor y la enfermedad que le han traído a este edificio y, como en la mayoría de los casos, no se puede culpar a nadie de la situación, es preferible recriminar a los siniestros últimos dígitos del calendario en que vivimos, como si el pobre número 13 tuviera alguna culpa de la mala fama que se le lleva atribuyendo desde hace siglos.

Como dice mi amigo Alonso...en estos días uno tiende a hacer caja (o balance, que es más apropiado para una contable en uso somo yo) y pasar lista a todo lo vivido para evaluar o poner marquitas a un lado con etiquetas del tipo "bueno" "malo" "regular" y "peor". Supongo que luego es fácil hacer estadísticas para terminar definiendo el año vivido de acuerdo con medias, valores máximos y mínimos o desviaciones estándar o varianzas.

Yo tenía un profesor en Empresariales que contaba siempre la misma anécdota sobre lo que se llama "mentira estadística". Ponía el ejemplo de dos personas que se disponen a comer un pollo y que, el más tragón se lo devora entero mientras que el otro ni lo huele...Estadísticamente cada uno se ha comido de media la mitad del pollo; pero en realidad uno ha necesitado una buena siesta para hacer la digestión y el otro, pobrecito, andará buscando por los armarios algún trozo de pan endurecido que roer como un ratón.

Pues esto mismo aplico yo a las estadísticas sobre mi vida en 2013....cada cosa se debe evaluar individualmente, sin tratar de generalizar todas las vivencias tenidas como si tuvieran que caber en un único traje de domingo...Es más; para mí todos los años son buenos porque en ellos me pasan cosas buenas y con eso la evaluación sobre el tema queda finiquitada.

En una de estas sesiones de "coaching  de andar por casa" que hago yo con quien sabe apreciarlas, un buen amigo me confesó que cuando nos da por simplificar, terminando magnificando más lo negativo que lo positivo...como algo inherente al ser humano...algo así como un acto reflejo impreso en el ADN de las personas.

Tú pregunta a alguien sobre cualquier evento...sobre cualquier experiencia...una fiesta de cumpleaños...un viaje de placer...su relación laboral o lo que sea. Veréis como, después de un "bien" "todo estupendo" etc ...aparece un "pero...." o un "sin embargo...." y, al final de la conversación, terminarás con la sensación que todo ha sido un desastre y que menos mal que a ti no se te ha ocurrido apuntarte a la misma excursión.

Hace unos días me llamó un muy querido amigo para darme ánimos en estos momentos duros que está experimentando mi familia. Podría haberme puesto a llorar con una necesidad razonable de desahogo por todo lo que está pasando...sería humano maldecir la suerte que te ha llevado a vivir estas circunstancias tan dolorosas. Pero no pude menos que decirle lo positivo de la situación y lo claro que veía que, al menos, se me estaba dando tiempo para aceptar el final de la historia y que, tras la experiencia, saldría muy fortalecida; crecería mucho más como persona y todo ello me serviría de mucho en la vida para ver las cosas más claras.

Porque es así; dentro de las nubes oscuras hay una maravillosa cantidad de agua que regará los campos y hará germinar las semillas. Qué necesidad hay de ver tan solo que el sol no brilla??

Yo no tomo uvas de la suerte; no tengo claro que las necesite siquiera....solo pido al año nuevo que me permita seguir viendo las cosas de colores en vez de negras; porque si solo puedo ver lo negro y lo gris, qué sentido tiene esperar un nuevo día al acostarse? (si uno no puede ser positivo por naturaleza...al menos hay que serlo para ser prácticos...no?)

Pues eso...que despido al 2013 con mucho cariño por los felices momentos que he vivido en sus días...alguna escapada con reclusión deseada...alguna salida a tocar madera....350 kms de carrera al borde del mar sonriendo...una auditoría superada con éxito...el atrevimiento de llevar una pluma en el pelo para volar...una comida en buena compañía en el casco antiguo de Gerona...unas lechugas recién cortadas que estaban deliciosas...un nuevo compañero que me pide consejo para montar un negocio...ese socio más bien arisco que no duda en apretar mi hombro en señal de cariño...o la sonrisa de mi padre cuando le digo que le han puesto vodka en el suero.

Nunca he dedicado mis post a nadie en particular aunque algunos habéis podido descubrir entre lineas que estaba pensado en vosotros mientras lo escribía. Permitidme este año dedicarlo a una persona importante en mi vida (cascarrabias y con carácter como yo...todo se hereda) que con toda seguridad no podrá estar conmigo en el balance del año que está a punto de empezar.

Le deseo un dulce y feliz viaje allá donde vaya...y que sea un sitio en el que le guste estar y no eche de menos nada de este mundo.

¡Feliz año positivo a todos!...os deseo de todo corazón que sepáis mirar al cielo y ver los bonitos colores que la vida nos regala.



Por cierto...gracias Alonso por esta foto que te he robado para el post; no he encontrado mejor imagen para expresar este espíritu de cambio y crecimiento constante que llevo dentro (magnífica instantánea....felicidades)








viernes, 27 de diciembre de 2013

EL INIGUALABLE SEÑORÍO DE UNA SULTANA MORA

Llevo meses yendo y viniendo desde mi ciudad actual en el mediterráneo hasta la que constituyó, si no mi cuna, si mi segunda infancia, los primeros besos de amor, mi incubadora profesional y, porqué no confesarlo...las primeras decepciones y fracasos que forjaron el espíritu que con tanto orgullo ahora luzco.

Salí de esta ciudad, como muchas personas, dejando atrás experiencias que, por no elegidas ni deseadas, no se les sabe encontrar el sabor que después uno quiere volver a paladear. Quería salir de este inmenso pueblo por cuyas calles paseaba sin levantar siquiera la mirada para disfrutar de su belleza...quise dejar atrás a la niña aburrida con una existencia predecible para vivir la maravillosa aventura de decidir por mí misma sin dar explicaciones sobre mis actos, independientemente de que la andanza saliera bien o mal.

Y ahora, mirado el cielo limpio de mi Córdoba y el perfil iluminado de esta gran señora que me parece ahora la Mezquita, vuelvo a añorar aquellos paseos entre calles estrechas y empedradas dónde el olor a flores y a historia inundaba el aire al girar en cualquier esquina.

Me parece una ciudad regia...con la altanería y arrogancia merecida por los muchos siglos de cónicas de tolerancia, diversidad y cultura que la marcan como referente trascendental y significativo para aquellas naciones o países afectados por presiones individualistas o colectivistas.

Toco las piedras de sus muchos monumentos y siento que todo el cuerpo tiembla al tomar consciencia de la importancia de esos muros, de lo mucho que han visto y oído...y de lo poco que les he dejado hablarme.

Es realmente hermosa esta ciudad; engalanada siempre de jardines, con patios encalados en donde uno sueña descansar oyendo el murmullo del agua...es de extrañar que tantos poetas y pensadores salieran de esta tierra?. Córdoba es un lugar para sentir...para meditar...para soñar y para dejarse abandonar por la belleza porque si...sin más razón que la contemplación de algo hermoso que nos impregne la piel y el alma hasta lo más profundo de nuestro ser.

Y casualidades de la vida....mato los ratos de vigilia en el hospital despejando la mente con una novela histórica ambientada en la Córdoba morisca del siglo XVI; a veces las coincidencias se alinean en el Universo para perfeccionar estas coyunturas (independientemente de que los momentos vividos actuales los tengamos que catalogar como buenos o menos buenos). Lamento muy mucho que sea ahora, cuando las circunstancias no son las más idóneas para el misticismo y la observación, comience yo a entender su historia y a apreciar verdaderamente el inmenso valor de esta joya de Andalucía.

Miro desde la habitación 1544 el horizonte iluminado de una ciudad radiante y orgullosa de su pasado que no deja de ser esplendida aún cuando la vista sea desde una triste cárcel de sufrimiento y dolor.

Prometo con todo mi corazón que, cuando esta pena pase, volveré una vez más para caminar por estas calles y escuchar el dulce murmullo de su voz de terciopelo además de degustar su intenso sabor a miel y canela.

Con toda mi alma....(ahora más que nunca)...saludos desde el sur.

Felices fiestas