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martes, 22 de julio de 2014

CONTAGIO EMOCIONAL O LA CIENCIA DE TRANSMITIR EL MAL ROLLO

A Adela le duelen los músculos de la frente de mantener durante más de una hora el rictus de pena mientras escucha a Lola, juntando las cejas y tratando de que la curva de su boca se doble hacia abajo como si le hubieran puesto una plomada en cada comisura. Esta salida para un café a media tarde se está haciendo terriblemente eterna, pero no puede menos que escuchar a su amiga que, tras una separación poco amistosa, lleva ya más de un mes con el síndrome de mujer despechada.

Realmente no son tan amigas; Pepi y María fueron siempre las que hacían buenas ligas con Lola desde la pandilla. Incluso, en ocasiones, Adela llegó a tener ciertos celos de ambas porque, en algunas tardes de paseos primaverales, su amiga siempre le ponía alguna excusa para no quedar con ella y luego se la encontraba en el bar con las otras dos, disimulando que no la habían visto o saludándola de lejos con un gesto más propio de alejarla que de invitarla a sentarse con ellas.

Mientras la escucha pacientemente, se pregunta porqué no están allí sus amigas del alma; le parece tan extraño que ahora sea ella su paño de lágrimas....pero en el fondo se alegra porque cree que por fin Lola sabe distinguir a las verdaderas amigas...esas con las que realmente puedes contar cuando las cosas se ponen feas. Se siente muy orgullosa de ser la elegida en estos momentos tan difíciles.

La recién separada habla crispada y las cuerdas de su cuello están tan tensadas como las de un piano bien afinado....los ojos brillantes por la rabia y un cigarrillo entre los dedos que automáticamente es reemplazado por otro en cuanto nota que se ha consumido hasta el filtro. Caladas intensas que calientan el tabaco y una necesidad irrefrenable de hablar incluso cuando aún no ha expulsado el humo de sus pulmones...Desde luego, si no la mata el ataque de histeria, la va a matar la nicotina.

A Lola su marido la ha engañado miles de veces....al menos de pensamiento... porque nunca ha tenido pruebas de que haya pasado de forma real teniendo en cuenta que  el hombre solo va del trabajo a casa y que, cuando sale, lo hace bajo la compañía de su fiel esposa...Pero eso es circunstancial...simplemente es que no ha tenido la oportunidad; así que vale tanto como si le hubiera puesto los cuernos miles de veces.

A Lola su marido nunca la ha comprendido...cuando ella hablaba él le sonreía socarronamente dando a entender que ni ella misma entendía lo que decía y que había que hacerle tanto caso como a la abuela Puri (a veces, a la pobre, se le va la olla y se cree que tiene 10 años en vez de 87). Que desfachatez cuando volvía del trabajo reventado y se quedaba dormido en el sillón mientras ella trataba de contarle los últimos chismes que corrían por el pueblo!!!

A Lola su marido nunca la ha valorado....dejó los estudios siendo muy joven y tuvo que ponerse a trabajar. Su única cultura fue la aprendida a base de ser toda una mujer llevando la casa de sus padres y, tras casarse con Pedro, seguir gobernando la de su esposo. El muy desconsiderado nunca le dijo lo bien que le habían quedado la lentejas con ese truco especial que dieron en el Master Chef o lo brillante que le había quedado el suelo de la entrada usando ese producto tan fantástico que compró en el tele-tienda a precio de Oro.

Adela escucha compungida toda las quejas de su amiga....no sabe por qué, pero todo le suena bastante cercano...desde luego es cierto que Antonio también se duerme cuando llega a casa sin siquiera escucharla y resulta tan desconsiderado que no tiene otra cosa que hacer que entrar en el baño justo cuando ella acaba de salir de él con la fregona.

A Antonio lo ha pillado más de una vez mirando de reojo a las más descocadas del pueblo cuando se ponen esas minifaldas imposibles. Si pasa a su lado mientras él está en el ordenador, rápidamente cierra la página que está mirando (que a bien seguro es una de esas esas guarras). Lola empezó a sospechar de su marido cuando, de repente, lo veía mandando whatsapp a todas horas....gracias a Dios el marido de Adela es tan desastre con el móvil que está constantemente perdiéndolo en cualquier sitio.

A Adela se le está haciendo uno nudo en el estómago pensando que su vida matrimonial se parece terriblemente a la que le está contando su amiga. Una negra nube de sospecha aparece sobre sus pensamientos mientras su interlocutora trata de explicarle con lágrimas en los ojos lo mal que lo va a pasar con el acuerdo de divorcio, cuando tenga que elegir entre quedarse con el turismo o el todo terreno y entre el periquito que le regaló su suegra o el gato que se encontró Pedro recién nacido cerca del río.

Son cerca de las nueve y ambas compañeras de cuitas se deben despedir....Lola a seguir escondiendo cosas para que el, ya su ex-marido, no las eche de menos y se las pueda reclamar en el acuerdo que tienen que firmar con el abogado...Adela,sin embargo, piensa en que tiene una familia que le estará esperando para cenar.

Mientras, en su casa, Antonio lleva horas intentando configurar su nuevo teléfono móvil ..el anterior se le perdió en alguna de esas caminatas a las que su duro trabajo le obliga a diario...mira curioso la pantalla mientras intenta entender el menú de inicio que aparece y que trata de explicarle todo menos lo que le interesa (cómo guardar la agenda  de teléfonos que tiene que introducir de nuevo).

Adela mira a su marido y sin decir nada se va hacia la cocina donde comienza un llanto desconsolado que no puede parar...Su esposo, harto de no entender nada sobre las nuevas aplicaciones de su terminal telefónico, se dirige hacia la nevera para coger una cerveza y se encuentra a su mujer formando un verdadero lago de lágrimas sobre el hule de la mesa. Antonio, atónito, se queda blanco ante  el espectáculo inesperado que está presenciando, a la vez que un terrible nerviosismo le inunda todo el cuerpo.

- Adela....qué te ha pasado?...tu madre está peor?....Mujer, dime que ocurre que me va a dar algo....!!!

Adela entre hipidos levanta la cabeza y sin poder dejar de llorar a lágrima viva le dice a su esposo.

- No, Antonio...mi madre está mejor....mañana le quitan los antibióticos....

- Entonces...que te pasa???...se ha muerto alguien?...cuentameeeeee que me tienes atacado!!!

-....No... es que se me hiela el alma al pensar que tu te quedarás con la perrita  y a mi me tocará seguir cuidando de ese canario escuchumizado que no sabe ni cantar...Prometeme al menos que el mantón que me regaló tu madre me lo dejarás como recuerdo....

Antonio llega a la conclusión que comprende menos a su mujer que a su nuevo móvil y mira a su alrededor pensando en dónde estará la cámara oculta...no entiende absolutamente nada ni sabe qué hacer con su afligida mujer que no puede parar de llorar entre sollozos desesperanzados.

Mientras tanto, al otro lado de su pueblo, Lola ha quedado con Pepi y María para tomar una copa antes de la cena....en la mesa del bar ríen escandalosamente para que nadie ose pensar que Lola está triste por el abandono de Pedro (que por casualidad se encuentra en el bar de enfrente con una camarilla de amigos haciendo lo propio). Lola no tiene narices de decirle a Pepi y a María lo que le ha contado a Adela, entre otras cosas, porque ni Pepi ni María se van a creer, ni por asomo, la mitad de lo que Lola tiene la necesidad de contar por el único afán de hacer valer su victimismo...No;... sus amigas del alma la conocen tan profundamente como para hacer bueno aquello sobre lo que hay que creer de verdad... "de lo que oigas, nada...y de lo que veas, la mitad"





domingo, 13 de julio de 2014

YES, WE CAN

Desde la muerte de mi padre me sorprendo a mi misma recordando algunos de los muchos momentos vividos a su lado, tratando de hacer memoria de todo ese legado no cuantificable que nunca deseamos que se pierda y que en ningún documento notarial de aceptación de herencia aparecerá reflejado.

Evidentemente lo que hacemos es recrearnos en repasar los buenos ratos al lado de esa persona que ya no está, sin caer en sentimentalismos absurdos...solo tratando de refrescar en nuestra cabeza y corazón aquellos instantes que nos regalaron filosofías de vida y modos de actuar que, como un gran tesoro de nuestro aprendizaje, no queremos que caigan en el olvido.

Como muchos niños de mi época y de la situación geográfica que me tocó vivir (no me cansaré de repetir a los más jóvenes sin acritud, que no era lo mismo haber nacido mujer que hombre y, ni mucho menos, en Madrid o en Andalucía...la idiosincrasia espacial y cultural era determinante en tu educación), las enseñanzas se basaban en el famoso principio de "la letra con sangre entra" de la que, una vez pasadas ya varias décadas, nos quedó la certeza de que, "si la letra no quiere entrar, mejor usar chuletas en el examen".

Mi padre fue un hombre cuyo mayor orgullo era, como le pasa a la mayoría de los progenitores, conseguir que sus hijos llegaran más lejos de lo que él mismo había logrado con tesón y esfuerzo. De esta forma, el futuro de mi hermano o el mío no podría quedarse por debajo de estudiar una carrera y ser profesionales respetados en nuestro entorno familiar y laboral (bueno, si soy sincera...conmigo las expectativas ya estaban cubiertas si alcanzaba a montar una peluquería cuando estuviera casada....yo,  como siempre sacando los pies del plato!)

Recuerdo con cierto regusto amargo que aquellas tardes después del colegio, mientras otros niños corrían por la calle con su trozo de pan con chocolate, mi hermano y yo nos quedábamos en casa estudiando, y repasando las lecciones del día e incluso anticipando las posteriores para destacar en la escuela al conseguir buenas notas y diplomas. Entré en el parvulario sabiendo leer correctamente en libro. El siguiente curso lo comencé conociendo perfectamente las 4 reglas básicas e incluso sabiendo dividir por más de una cifra.

No creo que aquel esfuerzo y sacrificio me haya hecho una profesional destacada ni digna del premio Cervantes. Pero no niego que, aquel ejercicio intelectual al que nos obligaba a pesar de nuestras ganas de ser "normales" como los demás, ayudó a inculcarnos que, con esfuerzo, muchas cosas se pueden lograr. Cuando nuestro cansancio y apatía causaba estragos y las lecciones no entraban, mi padre lanzaba una terrible sentencia que, con los años, se ha convertido en el mayor de los tesoros para mí...."si otro puede, tú también puedes".

La verdad es que así, a simple vista, todo está sonando muy riguroso si tenemos en cuenta que eramos solo críos; alguno de los gurús de la pedagogía actual estarán clamando al cielo por lo que cuento y, en cierto modo tienen razón al pensar que aquello era duro. Aunque,  si lo miro desde la perspectiva actual adulta, considero que esta época ha marcado todo mi desarrollo profesional. Muy al contrario de la forma en que se educan ahora a los niños, para nosotros el esfuerzo y el rebasar nuestros propios límites nos hizo fuertes y sin tanto miedos.

Me he enfrentado a muchos retos en mi vida, a muchos "exámenes existenciales", algunos totalmente inesperados, y la primera reacción automática era, sin duda, la de echar el pié hacia atrás, girar sobre los talones y salir huyendo. Sin embargo, como en esas voces en "off" de las películas, aparecía mi padre diciéndome muy serio; "Si otros pueden, tu también podrás".

Con esta bandera asomando de mi mochila empecé a trabajar a la vez que estudiaba, terminé mi carrera, aprendí informática (cuando muchos no daban un duro por el futuro de los ordenadores), me arriesgué a la aventura de dejar mi tierra para buscar nuevas oportunidades en otro sitio e incluso, tuve el valor de sacar de mi vida a personas que mermaban mis posibilidades de crecer. Ya sé que otros han llegado más lejos y más alto....pero creo que mi padre podría estar orgulloso de cómo me he manejado hasta ahora.

Toda esta reflexión viene a cuento de recordar, no solo el pasado ni de dónde vino la fuerza que me movió, sino el darme cuenta de que me he rodeado de personas a las que les estoy dando constantemente el mismo mensaje. Son personas que, en ocasiones, han llegado a mí totalmente conformistas con lo que la existencia les ha dado y creyendo muy sinceramente que, en aquello que constituía sus sueños, no podrían llegar más allá.

Porque suele pasar que, cuando tu miras el camino por recorrer hacia tus metas, éste parece largo, tortuoso y llenos de trolls que te harán desviarte una y otra vez de él...a algunos de mis amigos más queridos los he conocido sentados en una piedra en la cuneta mirando con tristeza y abatimiento la senda que les llevaba hasta sus sueños (salir de una relación tóxica, adquirir habilidades nuevas para crecer, no atreverse a demostrar sus sentimientos a esa persona que les ilusionaba, estar hundidos de un estado emocional de pérdida....).

Muchas guerras se han ganado esgrimiendo el "podemos!", muchas torres se han levantado con mentes que no se pararon en las dificultades sino en las soluciones. ¿Cuantos grandes hombres de las ciencias y del arte reconocen que el instante más importante de su vida fue cuando oyeron de labios de alguien un "tu puedes...ánimo!"?

No importa tu situación actual....tus fuerzas mermadas ni los golpes que la vida te haya regalado, si la meta es asequible y ya has soñado con ella....si casi la tocas con tu corazón, es señal de que podrás alcanzarla si te lo propones. No hay en este mundo droga más estimulante, ni incentivo más poderoso, que esa mirada brillante que acompaña a las palabras de quien mejor te conoce incitándote a que saltes al vacío porque sabe (incluso mejor que tú) que podrás volar.

Dado que no tendré hijos a quién legar la herencia recibida, al menos desearía tener el consuelo de ceder a aquellos que  me han conocido y querido de alguna forma, esa voz "en off" que, en los momentos de duda, les recuerde que "si otros han podido, porqué no van a poder ellos que valen tanto o más?" Si alguna vez han ocupado parte de mi corazón, sus capacidades y aptitudes ya quedan fuera de toda sospecha


One Dream (Sarah McLachlan)

...And you Know that you can make it
You've got the whole world in your hands
And you've spent a lifetime working for this moment
And you are shining
You're all that you wanted to be...