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martes, 30 de julio de 2013

GANAS DE TOCARTE (II). PAREDES EN COLOR MALVA

Sentada en el el alféizar de la ventana, oliendo los sonidos de la noche y mirando los sabores de una nueva ilusión, el alma me quemaba al saberte lejos y encarcelado. Te imaginaba mirando la misma luna que yo trataba de tocar y, mi absurda lógica, me decía que estábamos juntos si nuestra distancia hacia su luz era la misma desde tu lado del espejo que del mío.

Freddie Mercury me insistía en que el día comenzaría con cordura, pero mi desesperación iba más allá de tipos de mágia y de miradas doradas... así que empecé a diseñar un salto a la realidad en forma de mordisco que me permitiera comprobar tu verdadera hambre de mí.

Cuánto riesgo para mi salud mental; cuántas dudas sobre expresiones interpretadas desde la conciencia de una mujer descolocada que no se creía ni bella ni especial. ¿Habría entendido bien el idioma de tus palabras? ¿o en cambio quedaría como una tonta enamoradiza que solo escucha lo que quiere oír?

Tomé un sorbo de del brebaje absoluto de la inconsciencia y del atrevimiento e hice una maleta más absurda aún, llena de cosas que quería enseñarte antes de que me vieras; la piel de una mujer valiente y segura de lo que era, la mirada divertida de una niña que corre detrás de un conejo con reloj y los labios dulces de una amiga si miedo a mostrar su interior.

Así superé mi miedo a volar alto y me transporté bien arriba en el cielo para, al cabo de muchas horas, aterrizar suavemente en aquel palacio efímero que sería nuestra prisión durante unos cuantos días.

La guardiana del calabozo me vio bajar la escaleras y me nombró en voz alta, anunciando a los presentes que me disponía a entrar en el salón donde, atento y vigilante, tu andabas mirando todos los rostros femeninos con la esperanza de poder reconocer mi alma. Y en ese mismo momento, nuestras miradas quedaron enganchadas para siempre...tus ojos de mar interior y mis pupilas de tierra mojada por la lluvia no pudieron dejar de mirarse nunca más.

Tocaste mi anillo mágico mientras hablamos...tan solo para comprobar que mis manos temblaban debido a esa mezcla de miedo e ilusión de la que están rellenas todas las primeras veces...Tan solo conversamos....¿De qué versaba nuestra cháchara?...si tuviera que salvar mi alma a cambio de recordar únicamente una sola palabra de ella, seguro que terminaría condenada.

-Tengo las paredes pintadas de malva...es uno de mis colores favoritos- Vaya incoherente sentencia soltó mi nerviosismo....pero decidiste acompañarme a mirar esa tonalidad que tanto me gustaba porque, realmente, era lo que estabas deseando hacer desde hacía media hora.

Y mientras subíamos hasta nuestra celda,...sin esperarlo ni creer que alguna vez sucedería, un ladrón de corazones robó de mis labios un beso, matando así cualquier traza de sensatez que tuviera  aún el poder de hacerme huir de aquella locura.

Al llegar, te quedaste observando el purpúreo resplandor de la luz del día sobre las paredes pintadas de nuestra habitación; te acercaste a la ventana para, acto seguido, abrazarme tan fuerte que hubiera podido quedar atrapada dentro de tu pecho y de tu alma.

Fue hermosa aquella mañana de septiembre...de esas radiantes que quedan preñadas de felicidad e ilusión, dejando tatuadas sonrisas en mi cara y mis dedos impregnados  para siempre de unas maravillosas ganas de tocarte.


domingo, 28 de julio de 2013

HISTORIA DE UNA DESCOLOCADA (I). CABALLO TROTÓN

Te encontré por casualidad en un mundo irreal....lleno de posibles e incongruencias...descolocada en un tablero en que se jugaba a damas y yo pretendía ser alguna pieza más parecida a una reina...o al menos una torre enrocada; cualquier cosa menos un peón sin posibilidad de avanzar.

Y una pregunta apareció en forma de ventana emergente....¿descolocada por qué?.

¿Cómo resumir en una frase 8 años de despropósitos e ilusiones diáfanas que se esfumaron como aroma de lilas en verano?....¿Cómo explicar que me sentía dolida y sin saber de dónde me había venido el golpe?....¿Qué decir si lo único que necesitaba es que alguien me contara un cuento para descansar mi mente y no pensar?.

Y de repente....no supe que decir; el egoísmo que me empujó a buscar un alma amiga, me dolió más que el desamor....No quiero usar a nadie como me han usado a mí.

Entonces tus dedos aparecieron acariciando palabras suaves, soplando frases de ánimo y comprensiones, mandándome encriptados abrazos de ternura y aliento....me sentí rodeada por tus ojos de ese color extraño que parece salido de un mar proveniente de tierra adentro. Me dejé mecer en tu recatadas palabras dulces y tranquilas sin saber siquiera todo el desasosiego y dudas que escondían en color rojo bajo la tínta verde que emanaban.

¿Tu nombre?...¿qué importaba?...¿Antonio?....No me importaba tu nombre y aún ahora no es importante saber cómo te llaman los demás si a una de mis sonrisa en los labios apareces para hacerme feliz. 

Tardaste años en contarme tu secreto....de abrir ese arca de madera que tan celosamente cerraste con llave para que yo no supiera que precisamente, aquello que yo no entendía, tu lo estabas haciendo sin entender. Hasta que poco a poco...sin que tu mismo te percibieras de ello, encontré una forma de tocar tu alma y de robar con tu consentimiento, la clave para abrir tu corazón.

Caballero de armadura oxidada que creyó conveniente no explicarme su desazón por no enfrentarme de nuevo a mis fantasmas e inseguridades.....¡Cuánto me has enseñado enemigo de presentes y celebraciones! ¡Cuánto aprendo de ti cada día que te escapas de tu vida de reclusión para darme lo que llevas dentro!.

Se bien que, igual que apareciste en mi vida sin esperarlo, un día desapareceras...y me dejarás sumida en un amarga alegría por haberte conocido....en tristes recuerdos de mucho compartido y aprendido cuando aun queda tanto que caminar por el mismo sendero.....¿Cómo decirte que no quiero que desparezcas de mi vida?...que no creo que tu prisión nos evite la libertad de volar desde la distancia a base de pequeños bocados de realidad?

No me despiertes aún...déjame soñar un poco más en algo que es porque nosotros lo hacemos posible....Buenas noches Caballo Trotón!








VIAJE A MI INTERIOR O VACACIONES DE UNA MISMA

Llevo semanas paralizada por un cansancio físico e intelectual que me ha arrancado desde las zapatillas de running hasta la capacidad de reinventar las situaciones más negativas para crear sabrosas tortillas a base de darles una y otra vez la vuelta. Mi ritmo de vida ordenadamente desordenado me esta pasando factura y busco con anhelo la llegada de las programadas vacaciones laborales para hacer un reset necesario con el fin de recuperarme a mi misma.

Todos los años dedico un par de semanas a hacer vacaciones de mi misma....desconectar absolutamente de todo lo que no sea vital para mi existencia y recobrar el dialogo interno con mi "yo sabio"; ese que me mira caminando desde unos metros atrás y va diciéndome si voy a pisar un charco o si, por el contrario, voy por la carretera correcta que me llevará a dónde quiero.

El año pasado tuve un volcán de emociones personales que me impidió esas vacaciones....me las plantee igualmente, pero mi ritmo cardíaco y mi nerviosismo ante una situación sentimental no esperada, me hizo replantearme si, en realidad, iban a ser correctamente aprovechadas....porque lo principal para este tiempo de "reflesh" es sentir tranquilidad y no una erupción volcánica llena de altibajos anímicos.

Reconozco que pensar en este recogimiento interior me da miedo y me hace dar un paso hacia atrás por el temor de enfrentarme al mejor coach que tenemos; nosotros mismos..... a una voz segura y de tonos dulces pero contundentes, que no puedes dejar de oír por mucho que lo que te esté diciendo no sea todo lo agradable que uno quiere.

Los inicios en este retiro son duros...más duros de lo que nadie pueda imaginar. Pero cuando has sacado el pasaje de ida sabes bien que será el mejor viaje que puedes planificar,  aunque te encuentres con tormentas, aguaceros, nevadas y caídas existenciales duras en un mar intempestivo y en un barco en el que el único pasajero y tripulante eres tú.

Pero es pisar la escalerilla de abordaje y las piernas empiezan a temblar...En este crucero no hay buffet libre, ni un sobrecargo amable que te redirigirá a tu camarote si te has equivocado de cubierta.  En este viaje...o te orientas tu solito o duermes al raso mientras caen chuzos de punta.

Recuerdo haber pasado días sin poder dormir ni comer tratando de dar fin a un solo pensamiento trascendental y de ponerme a llorar durante horas de puro agotamiento emocional antes de perdonarme a mi misma los errores cometidos o por tener que aceptar la renuncia a algo querido y valioso de mi vida porque es lo mejor para mi crecimiento personal y para mi salud anímica.

No...no son vacaciones en el Caribe precisamente....pero este tipo de "veraneos" han construido esto que soy ahora y que mis amigos tanto valoran en mí; positivismo, capacidad de ver más allá de lo inmediato, generosidad, imaginación y ganas de cambiar los caminos marcados para descubrir nuevos paisajes escondidos.

Para este veraneo llevo poco equipaje...mis pies desnudos para andar cómoda por el parquet de mi casa y la alfombra de mi salón...un pequeño cuaderno dónde anotar mis pensamientos más íntimos, un buen libro de crecimiento personal, algo de zumo de fruta natural y muchos paseos al amanecer respirando profundamente el aire sin sonidos de una ciudad que aún duerme.

En mi mp3 habrá muchos nocturnos, muchos adagios, mucho Mozart y algo de Mike Oldfield (vaya mezcla!!....) para luego, conforme me vaya acercando al puerto de retorno (volveré...eso es seguro) , añadir poco a poco una música que vaya adaptándome de nuevo al "real world" de mi vida física.

Perderé de vista a los amigos que me alegran mi día a día; bichitos encantadores, buenos días y buenas noches ilustrados con bonitas y divertidas imágenes, amenos diálogos sobre la eyaculación precoz de los mosquitos en el tubo fluorescente y grandes filosofadas sobre lo humano y divino o sobre la cuadratura del círculo....dejaré a mis coachees sin guía espiritual hasta mi vuelta (realmente no me necesitáis....y lo sabéis!) y esas personas, a las que tanto estoy unida a nivel emocional, me notarán algo cambiada a mi regreso.

Mi avatar virtual quedará en stand-by durante unos días y confieso que me costará mucho no entreabrir la puerta un poco para ver si se me echa de menos o si, como dice un amigo, tu nivel de popularidad es directamente proporcional a la cantidad de mails que mandas para ser contestados. 

En este viaje me desprenderé de pieles muertas del rostro por tomar el sol sin protección, de durezas en los pies a base de caminar sobre piedras sin el calzado adecuado, y de dolores de alma por no asimilar las circunstancias que aparecen tan deprisa como inesperadamente...tiempo de silencio externo y de muchas conversaciones por dentro...tantas que habrá que hacer un esfuerzo inicial para ordenarlas coherentemente. Será un trayecto hacia mis miedos para quebrarlos y convertirlos en grandes oportunidades disfrazadas con ropas luminosas que solo yo sabré descoser. 

Quiero irme mayor, como mis muchos años de peso en la espalda y volver niña de mirada ilusionada y con ganas de comerse el mundo a mordisquitos o de saborear los presentes mordiéndome divertida el labio inferior por aguantar una sonrisa traviesa. Siento no poder invitar a nadie a acompañarme es este crucero...pero prometo escribir sobre la parte "narrable" de la travesía.

Que nadie sufra...cuando falte poco para el viaje os invitaré a un buen post de despedida con velas, buen vino y mantel blanco bordado con alegres "hasta luego".







sábado, 20 de julio de 2013

REMENDANDO ROTOS Y DESCOSIDOS

Hoy me he ido de compras aprovechando las rebajas. Confieso que, eso de comprarme ropa, es una verdadera tortura para mí...en aquellas prendas en las que quepo por arriba, a mitad del cuerpo se convierten en fajas reductoras (eso si las costuras están lo suficientemente reforzadas) y lo que, por debajo no me estrangula, por arriba termina pareciéndose más a un saco de patatas que a algo diseñado por alguien que lo miró desde una perspectiva de belleza.

Así que siendo sincera con todos lo que me estén leyendo...he de confesar que me he ido de compras a una tienda que nada tiene que ver con la moda, con los complementos o con los perímetros de cintura imposibles (bueno..sí que son posibles...pero mi cuerpo no parece enterarse). A mí lo que me gusta es ir a tiendas de electrónica, o donde venden gadgets raros, o a librerías... aunque que éstas últimas me las he autoprohibido con el fin de evitar tener que alquilarle una habitación al vecino para poder guardar los libros adquiridos.

Pues bien, en una de estas tiendas que tienen un poco de todo, como en botica, he encontrado un aparatito que mide mi estupidez....y no solo eso!!...me garantizan que hasta puede indicarme el momento en que metí la pata con no más de un par de semanas como intervalo de error técnico. No se si funcionará pero, al menos yo, voy a probarlo.

Y para ver si funciona de verdad, tengo una situación de hace unas semanas que me va a servir de muestra...conozco hasta el día y casi la hora en que, por dármelas de lista, cometí un error que puede darme dolor de cabeza. Si mi nueva "bola de cristal" es capaz de señalarmelo, pienso comprar todas las existencias que haya en la tienda para usarlo cada noche antes de acostarme (por desgracia es de un único uso..desechables le llaman ahora).

Reconozco una cosa siendo franca; no me hace falta para nada que me lo indique.... ya sé que cometí el error y que puede traer consecuencias poco agradables para mi; rara es la vez que nos equivocamos y no somos capaces de apreciarlo casi inmediatamente. Pero a veces, si las secuelas no son evidentes de forma automática tendemos a creer que, a lo mejor, no fue tanto el desacierto y tendemos a olvidarlo rápidamente para no sentirnos mal. 

Así aquellos afortunados que, como gatos, parecen caer siempre de pié, pasan por la vida pensando que el mundo se ha hecho para que ellos, hagan lo que hagan, no se vean afectados por las pifias propias. Eso que mi madre dice "nacer con estrella y no estrellados".

Yo, por suerte, soy de las "estrelladas"; pocos errores cometidos no me han mostrado su fruto unas veces agrio y otras amargo. A base de entrenamiento he aprendido a no temer tanto las secuelas de una mala decisión, de un acto no meditado correctamente, o de una palabra dicha con alguna copa de más. Se podría decir que casi tengo un doctorado en el principio de acción-reacción así que, sin dejar de reconocer que preferiría de buen grado que alguien me apartara el cáliz doloroso de tener que solucionarlo, no tengo miedo a deshacer el camino y almacenar dentro de mi corazón el escozor que produce aprender a base de equivocarse.

Por principio...todos problemas tienen solución (de lo contrario dejan de ser problemas y pasan a convertirse realidades a las que hay que adaptarse)...muchos rotos pueden volver a recomponerse, y muchas cosas desaparecidas pueden sustituirse...A mi me decían siempre que "todo tiene solución menos la muerte"..y, teniendo en cuenta que la visita de la Parca no es una errata sino una parte inherente al ser vivo, pues la ecuación matemática "error+restitución" se convierte en una situación que esperamos sea de suma cero.

Lo malo es cuando, mientras estamos elucubrando la solución, entramos en un bucle tonto que nos vuelve a llevar una y otra vez al momento en que tropezamos.... para fustigarnos reiteradamente con saña recordándonos lo tranquilos que estaríamos ahora habiendo gastado en ese momento algo mas de prudencia y sentido común.

Por mucho que nos castiguemos de esta manera, no vamos a poder borrar el lapsus y, por el contrario, tanta negatividad nos impedirá ver la luz al final del tunel....Mejor darle una o dos vueltas tan solo; comprender dónde nos equivocamos y porqué y, acto seguido, concentrarnos todo lo positivamente que podamos, en tratar de reparar el daño.

Así que yo ahora, me leeré bien el manual de instrucciones de mi nuevo gadget para usarlo correctamente, y dentro de unas horas, cuando a través de su pantalla digital me llame "idiota!" le replicaré sonriendo divertida... "que sepas que, para saber eso, no me hacías ninguna falta...solo te estaba probando". Y mañana...a buscar aguja e hilo para zurcir el descosido y a esmerarse para que quede curioso.


jueves, 4 de julio de 2013

SOBRE ANILLAS CAUTIVAS Y ALMAS ENCERRADAS



Tengo un amigo tornero del sur que, cuando menos lo espero, me deja lo que por estos lares llamamos "bocabadada" (sin palabras...boquiabierta). Tiene ese don desde que lo conocí en la red hace ya años, aunque no sé si es algo innato en él, o si fui yo la que le otorgó el privilegio de dejar sin palabras a una persona que tanto disfruta jugando con ellas (sobre esta habilidad mía, otro buen amigo, de no hace tanto tiempo, me llama generadora de contenidos o escultora de ideas...ya veis que tengo seguidores que, igual que cascabeles, saben hacerme sentir bien con sus elogios).

Ayer mismo publicó en su blog unas imágenes sobre el torneado de una pieza de madera que tenía unas anillas cautivas. En su momento, cuando vi por primera vez estas piezas en su tienda on line, le pregunté dónde estaba el truco, porque, por mucho que le diera vueltas a su confección, solo me parecía posible si se torneaba la anilla aparte y, posteriormente, se unía a la pieza desmontándola por algún sitio y volviéndola a pegar....Ya demuestro con ello la simplicidad de mi mente.

Pues nada de eso!....después de su explicación entendí claramente que, la técnica para realizar tal efecto, era de todo menos simple.

Mirando sus fotos me he quedado "pillada" pensando en el asombroso parecido que guardan estas anillas con algunas cosas de nuestra vida que son difíciles de explicar y que nos hacen sentir como si tuviéramos el alma encerrada en una existencia que nosotros mismos hemos construido poco a poco.

Siempre he pensado que los de mi generación (década más o década menos), hemos sufrido una imposición de tradiciones obsoletas unida a una cultura de restricción de la voluntad que nos impedía ver las cosas sencillamente. Y no hablo de religión o de política...sino de lo que hemos mamado en nuestra casa, en ocasiones a base de pescozones para la leche entrara mejor..., y cuya única finalidad era la de perpetuar situaciones ilógicas que nos afligían por dentro. Alguna de ellas no nos hacían daño..solo molestaban y aprendimos a soportarlas.

Con ello terminamos cautivos de "no quedar mal", de muchos "allá donde fueres..." o de terminar apelotonados como borregos en los sitios "a dónde va Vicente", aunque nos importara tan poquísimo lo que hicieran o dijeran los demás como lo que pensaran.

Los que me conocen de un modo más real que virtual, quizás no se lo crean con estas maneras tranquilas y sosegadas que gasto ahora, pero tengo que confesar que siempre fui una niña rebelde (con causa según creo). Y no era por llevar la contraria "porque sí"...siempre he necesitado entender los porqués de las cosas, habiendo sido muy complicado para mí acatar las normas por la única razón de que "se ha hecho siempre así".

Ni entendía por qué no podía jugar a indios y vaqueros, en vez de aburrirme soberanamente cambiando pañales a un muñeco insulso que ni eructaba ni lloraba cuando le daba con la cabeza en la mesa (upppsss!!!..no sé si confesar eso también....), ni comprendía por qué debía decir siempre "no, gracias...no tengo hambre", cuando me moría de ganas de comerme todo el bizcocho que me ofrecía la vecina.

Me subía a los árboles, en cuanto mis padres se despistaban un poco, sin importarme si se me veían las bragas con aquel vestido tan poco práctico para tal actividad.... Esperaba agazapada detrás de un hierbajo para cazar grillos en cuanto los oía cantar...Nada más ver caer dos gotas del cielo, y si mis padres no miraban, salía a la calle sin paraguas ni chubasquero para correr bajo la fría lluvia aun sabiendo que mi madre me calentaría luego haciendo uso de su mágica zapatilla.

Con la adolescencia, y las hormonas propias de un cuerpo que se prepara para ser madre en un futuro (en mi caso lo he dejado para otra reencarnación), el espíritu indómito se atemperó, empezando a entrar por el aro en cuestiones de ética y comportamiento, con el único fin de ser aceptada en una sociedad uniformada moralmente. Ahí es dónde comencé yo a tornear mis anillas cautivas... al encontrarme ante la disyuntiva de decidir entre ser y hacer lo que me hacía feliz, o hacer feliz a los demás convirtiéndome en lo que todos esperaban de mí.

El final de la película no os lo voy a contar en este post....ya lo hago poco a poco entre mis conjeturas si sabéis entreverlo...no?. Pero no me importa reconocer que, a veces, he anhelado tanto algunas cosas, que han dejado pedacitos de ilusiones encarceladas dentro de mí, a modo de esos anillos que tan magistralmente elabora mi amigo...sueltos en una pieza pero sin esperanza alguna de salir; en ocasiones se mueven y producen alegres sonidos cuando me agito...pero han quedado encerrados y oscilando alrededor de mi alma, sabiéndose imposibles de escapar.

A modo de cicatriz que engrosa la piel dónde una vez hubo herida, permanecen allí atrapadas e inmóviles..tan diferentes a nuestra propia vida que se diría que no forman parte de nuestra naturaleza aunque estén hechas de la misma pieza de madera y lleve sus idénticas vetas.

¡Cuántos deseos por cumplir quejándose y aprisionados en nosotros por no sentirnos libres para llevarlos a cabo!






lunes, 1 de julio de 2013

SOPLOS DE AIRE O COMO CONVENCER A TU MUJER PARA COMPRAR UN DESCAPOTABLE

Ayer sufrí uno de los secuestros a los que me tiene acostumbrado un buen amigo que, a base de insistir casi a diario hasta la extenuación, es capaz de sacar de paseo a ésta que os habla, que tan convencida está de su condición de  "cargolineta".

En dicho secuestro exprés colaboraron, con conocimiento de causa, una banda peligrosa por su humor inteligente que estaba compuesta por un compañero de trabajo de mi raptor y su encantadora y cariñosa esposa....el resto del escenario fueron cuatro ruedas de un coche que andaba quejándose por la falta de uso, unas viandas para el camino (muy buena la tortilla preparada por Nuri), ganas de ver armas antiguas y "La France" en el horizonte.

Estas escapadas, a las que me tienen que obligar y casi arrastrar, me cuesta asumirlas por mi tonto empeño en esperar a que fabriquen los fines de semana de tres días...Ser una trabajadora comprometida, perfeccionista y amante de su profesión, llenar la nevera al menos una vez a la semana, planificar coladas y sesiones de plancha, evitar que el polvo se acumule lo suficiente como para organizar el París-Dakar en casa y, en general, mantener un hogar más o menos ordenado, se convierte  en una especie de Sudoku de suma cero en el que cada hora y minuto disponible debe ser usado convenientemente según una estricta planificación.

Así que la vida social, la mayoría de las veces, se abre paso a codazos entre tanto estrés de "mujer de nuestro tiempo" que, de buena gana, volvería en algunos aspectos a la época de su abuela. Si ésto es la liberación de la mujer, no sé si plantearme un poco de esclavitud del siglo pasado.

Fuera como fuese (o fuere), estos raptos de menos de 24 horas, tienen la virtud de evitarme perder el contacto con el mundo exterior, de conocer a primos muy pero que muy lejanos (tanto que ni son primos) y de pasar un día agradable que me permita observar y fabricar conjeturas sobre cosas que, a base de haber creado un mundo que gira a una velocidad endiablada, no somos capaces de percibir y analizar.

Anoche volví cansada por el largo paseo que duró desde las 6 de la mañana hasta las 11 de la noche, pero con una lección más aprendida sobre la necesidad, en ocasiones, de fabricarnos verdaderos "soplos de aire"...como cuando siendo estudiantes, se  nos embotaba la cabeza al intentar retener tantos conceptos para el examen del día siguiente, y a las 3 de la mañana precisábamos abrir el balcón para contemplar una noche solitaria con su silencio, mientras el frescor de la madrugada nos despejaba el cansancio y el miedo al fracaso que nos hería ya.

Los que, como yo, hace ya algunos años dejaron atrás la treintena, nos damos ahora de bruces con esa sensación fastidiosa de sentir que el tiempo se nos escapa entre los dedos de tanto que hemos abierto la mano para abarcar todo lo que estábamos obligados (por tradición, por moral, por educación o por propio convencimiento) a incluir en nuestra vida cuando tocaba,.....consolidar un futuro profesional, formar una familia, esforzarse para procurarle el sustento, ayudar a nuestros padres ya mayores cuando lo necesitaban, asistir a los amigos que se encontraban en un mal momento, ahorrar para pagar la universidad de la niña o hacernos la casa que soñamos siempre con nuestra pareja.

Como quiera que todas esas cosas las hemos tenido que culminar en esa época nuestra en la que estábamos mejor preparados física, biológica e intelectualmente (según esos biólogos, psicólogos, médicos, antropólogos etc que seguramente usaron su mejor época en la vida para hacer estos estudios) es ahora, en la cuarentena y cincuentena, que nos planteamos lo bien que nos vendría, una vez aprobado el examen e incluso con buena nota, un soplo de aire fresco cumpliendo con esos deseos que nunca más tendremos ocasión de disfrutar. Porque, dejémonos de tonterías...hay quién hace su primer salto base a los 70 años pero, sinceramente, la silla de ruedas no garantiza un mejor aterrizaje.

A veces hago memoria sobre todo aquello que dejé escrito y pendiente en mi cuaderno de "cosas a hacer antes de morirme", y veo que la lista de caprichos no realizados es más larga de lo que me gustaría...me queda un regusto amargo al recordar que me hubiera ilusionado ver una aurora boreal, pasear bajo el sol de medianoche, observar durante unas horas la migración de las mariposa monarca y algún que otro salto más "al vacío de las locuras" que jamás me atreví por no considerarlo el momento adecuado.

Ahora mi primo, que no es mi primo, tiene el sueño de sentir el aire en la cara mientras conduce un descapotable biplaza con todo lo que ello supone...disfrutar ahora de su pareja en escapadas de carreteras a "no importa dónde"...de stops hechos bajo el frescor de un árbol para tomar un bocadillo vegetal con mucho vinagre y la delicia de un "tête a tête" con la mujer que siempre deseó de compañía en esta aventura (porque, cuando has encontrado a esa persona que te complementa tan hábilmente, ¿qué cosa puede haber más placentera que compartir un sueño con ella?).

Y Nuri, que tan buenas tortillas de patata y cocas de ratafía fabrica, debería entender que, si él necesita  un  "soplo de aire" convertido en alfombra mágica, no habrá mayor gozo para ella que sentir que, el hombre que la escogió para ese viaje, vuela feliz por el viento mientras sostiene cariñosamente su mano.

El tiempo pasa volando imparable y dejando atrás, tras los cristales de una ventana cerrada,  bocanadas de aire fresco que no nos permitimos tomar en nuestra vida perdiéndose, quizás, la oportunidad de sentirla alguna vez en nuestros pulmones, así que....habrá que comprar ese descapotable...no?

TIME IS NOW!!

Descapotables