Vistas de página en total

domingo, 30 de diciembre de 2012

EL GATO DE SCHRÖDINGER Y LA CAPACIDAD DE DECIDIR



En 1937 estaba Erwin cavilando sobre cómo explicar la diferencia entre medida e interacción en el terreno de mecánica cuántica, y se le ocurrió la feliz idea de meter a un gato dentro de una caja junto a un peligroso mecanismo que podría matarlo o no en función de la detección de partículas alpha.

Bueno...no es exactamente así....pero seguro que Sheldon Cooper nos lo explicaría desde su particular sitio en el sofá de forma tan enrevesada que lo entenderíamos aún peor.

Es algo complicado de asimilar para los ciudadanos de a pié, pero en sí, el experimento venía a concluir algo tan evidente como que, hasta que no abriéramos la caja, no sabríamos si el gato maullaría o habría que enterrarlo.

Dicen que este experimento es la base para toda la teoría de universos paralelos que hoy en día se estudia en física cuántica, e incluso que da explicación a algún que otro postulado de Einstein. Yo prefiero quedarme con el análisis de la importancia del observador en todo ésto y en cómo, su propia interacción mata o deja sobrevivir al pobre gato.

Y yo, que no entiendo de física cuántica ni de las leyes relativas que ordenan nuestro universo...tan simple y pragmática como de costumbre...pienso que no eran necesarias tantas alforjas para este viaje, que está claro que tu capacidad de decidir lo que quieres que sea es lo que pinta de colores tu vida.

Tengo un amigo que, ayer mismo, me confesaba haber pasado casi toda su vida viendo pasar el tiempo, con una existencia "lineal" en la que nada sucedía..o al menos él lo sentía así. Su mundo diario se componía de pequeñas decisiones intrascendentes del tipo si/no que hacían que un año siguiera a otro año y poco distinguiera al primero del tercero.

Todos nos hemos encontrado en esta situación de apatía...en la que nos dejamos llevar por lo que el destino tiene a bien soltarnos en nuestro regazo y sin preguntarnos si lo queríamos o no, o lo que es peor aún, sin enfadarnos siquiera  porque en nuestra cajita de deseos había otras cosas.

Ahora mi amigo lleva una año divirtiéndose en Port Aventura como quien dice (no en sentido literal...Tarragona le pilla un pelín lejillos para eso). Y, aún con paso vacilante, ha empezado a tomar consciencia de lo que quiere o no... aunque no pueda cambiar muchas cosas, al menos ahora puede decidir cómo sentirse o no. 

Tanto está cambiando mi amigo que, no solo determina si las cosas le afectan o no...sino que hasta tiene fijados objetivos sabiendo distinguir ahora el camino que le lleva a ellos o el que le aparta de sus sueños.

Y yo, que no me imagino mi existencia de otra forma, no hago nada más que ver miles de alternativas en mi universo, cada una con sus buenas o no tan buenas consecuencias.....y, como si un escaparate de posibilidades se tratara, alargo mi mano y señalo mi opción.....Aquella!...o mejor la otra!!!

Hace ya bastante que he tomado la resolución de elegir entre todas mis realidades paralelas existentes (Dr. Sheldon....me equivoco al decir que son once??) aquella que más me apetece y la que creo que me hará más feliz. 

Me vuelco sobre ella; la vivo y la disfruto, voy cambiando de sendero según voy viendo el terreno...y si al final del trayecto el pobre gato se ha muerto...pues elijo otra realidad y comienzo de nuevo....o lo que es lo mismo; le vuelvo a poner la caja encima al gato y espero otra ocasión para oírle maullar.


miércoles, 19 de diciembre de 2012

MARKETING POSITIVO



Hace un par de años, andaba yo alicaída por la calle camino de casa tras salir de la oficina....era un día gris y frío de principios de Marzo...o, al menos, así lo veía yo tras aquella dura jornada de trabajo.

Caminaba automáticamente con la cabeza baja, intentando no caerme de bruces en mis preocupaciones y miedos; había comenzado en una nueva compañía y estaba dando todo lo que podía y más para demostrar que yo había sido la mejor elección para ellos...mucho trabajo...mucha responsabilidad y mucho temor a equivocarme con unas tareas que, sin ser nuevas para mi profesión, sí que requerían mi adaptación rápida a una nueva actividad económica y sus particularidades.

Para colmo, llevaba tiempo notando que mi relación de pareja estaba sufriendo algún tipo de gripe de la que no sabía si iba a poder sacarla...y tenerle que dedicar más horas al trabajo tampoco ayudaría mucho ni a precisar el diagnóstico ni a poner en marcha el remedio. Ahora que todo ha pasado puedo afirmar, como dice House, que no era gripe...que era lupus (y además que todo el mundo miente...pero eso es otra historia).

Pues, como digo, caminaba yo envuelta en estos nubarrones de impotencia cuando, al levantar la mirada, me encontré con una furgoneta de reparto que pertenecía a una de tantas empresas de mensajerías que hay en Barcelona.

Me llamó la atención lo minimalista de su rotulación...por lo general, suelen estar pintadas de arriba a abajo con los tonos corporativos y los logos grandes y coloristas...Esta era discretita...toda ella de blanco..con tan poca zona dedicada al nombre comercial que me costó identificarlo.

Sin embargo, un gran mensaje ocupaba la mayoría de su superficie...una única frase pintada en su inicio en negro y en su segunda linea en naranja flúor...con un anuncio que rezaba así:

SI PUEDES LEER ÉSTO...
TIENES MUCHAS RAZONES PARA SENTIRTE AFORTUNADO.

Seguí mi trayecto hasta la estación de trenes intentando retomar el hilo de mis pensamientos para seguir en mi búsqueda de soluciones, aunque éstas fueran desesperadas. Pero no pude dejar de darle vueltas al mensaje leído...quería encontrarle un sentido a la frase elucubrada seguramente por un publicista loco (a saber qué había querido decir y con qué otro iluminado de marketing de la empresa de mensajeros había topado como para aceptar poner cosas así en vez de publicidad directa!!!).

Y comencé a hacerme preguntas....¿qué cosa puede significar para mí poder leer ese mensaje y que me haga sentirme agradecida por mi vida?.

Pues parecerá mentira, pero a fecha de hoy, después de casi dos años de ese encuentro con el mago de Oz disfrazado de furgoneta de reparto, todavía estoy encontrando cosas por las que sentirme afortunada.

SI PUEDO LEER ESE MENSAJE:


  1. Es señal de que puedo ver....otros no tienen esa suerte.
  2. Es señal de que puedo leerlo....otros no han tenido el acceso a la educación que yo he tenido.
  3. Es señal de que puedo pensar.....ninguna enfermedad enturbia mi mente ni mi comprensión
  4. Es señal de que voy por la calle...otros se encuentran recluidos en prisiones o secuestrados contra su voluntad
  5. Es señal de que me ha llamado la atención...otros no tendrán la mente tan entrenada como para entender el mensaje.
  6. Es señal que el mensaje me ha calado.....tan mal no va mi vida como para no ver lo positivo de un mensaje
  7. .....puedo caminar...no estoy encerrada en un hospital por enfermedad....tengo un trabajo desde el que estoy volviendo a casa...vivo en una sociedad con libertad para dar los mensajes que se quieran...hay empresas que quieren transmitir positivismo en tiempos de crisis...no hay ninguna desgracia en mi vida tan grande como para no ver levantar la cabeza de vez en cuando para leer mensajes así...etc. etc..etc.

Desde ese día mi actitud al caminar por la calle ha cambiado radicalmente, he dejado de ir mirando el suelo y voy con la cara levantada y observando los rostros de los demás...para leer sus mensajes (si probáis a hacerlo, os asombrará la cantidad de cosas que os dicen en las décimas de segundo en que se cruzan contigo).

Pero lo que más busco, con diferencia, son las dichosas furgonetas blancas que vienen de un mundo con caminos de baldosas amarillas, para traerme su mensajes.

Hoy he visto otra con un mensaje lleno de ganas de vivir:

HOY PUEDE SER UN DÍA PERFECTO...
Y MAÑANA SERÁ MEJOR.

El significado para mi???...es obvio no?...no te rindas hoy...porque tienes que llegar a mañana para disfrutar del mejor día de tu vida.

Por cierto...la empresa es ENVIALIA y voy a empezar a usarla para que mis paquetes lleguen llenos de ganas de ver el lado bueno de la vida.








miércoles, 12 de diciembre de 2012

EL VIRUS DEL DESCAMISADO


LA CAMISA DEL HOMBRE FELIZ (León Tolstói)



En las lejanas tierras del norte, hace mucho tiempo, 
vivió un zar que enfermó gravemente. Reunió  a los 
mejores médicos de todo el imperio, que le aplicaron 
todos los remedios que conocían y otros nuevos que 
inventaron sobre la marcha, pero lejos de mejorar, el 
estado del zar parecía cada vez peor. Le  hicieron 
tomar  baños  calientes y fríos, ingirió jarabes de 
eucalipto,  menta  y plantas exóticas traídas en 
caravanas de lejanos países. 
Le  aplicaron ungüentos y bálsamos con los 
ingredientes más insólitos, pero la salud del zar no 
mejoraba.  Tan  desesperado estaba el hombre que 
prometió la mitad de lo que poseía  a  quien  fuera 
capaz de curarle. 
El anuncio se propagó rápidamente,  pues  las 
pertenencias  del gobernante eran cuantiosas, y
llegaron médicos, magos y curanderos de todas partes 
del  globo  para intentar devolver la salud al zar. Sin 
embargo fue un trovador quien pronunció: 
   —Yo sé el remedio: la  única  medicina  para 
vuestros males, Señor. Sólo hay que buscar  a  un 
hombre feliz: vestir su camisa es la cura a  vuestra 
enfermedad. 
Partieron emisarios del zar hacia todos los confines 
de la tierra, pero encontrar a un hombre feliz no era 
tarea fácil: aquel que tenía salud echaba en falta  el 
dinero,  quien lo poseía, carecía de amor, y quien lo 
tenía se quejaba de los hijos. 
Mas una tarde, los soldados del zar pasaron junto a 
una pequeña choza en la que un hombre descansaba 
sentado junto a la lumbre de la chimenea: 
   —¡Qué bella es la vida! Con  el trabajo realizado, 
una salud de hierro y afectuosos amigos y familiares 
¿qué más podría pedir? 
Al enterarse en palacio de que, por  fin,  habían 
encontrado un hombre feliz, se extendió la alegría. El 
hijo mayor del zar ordenó inmediatamente: 
   —Traed prestamente la camisa de ese hombre. 
¡Ofrecedle a cambio lo que pida! 
En  medio  de una gran algarabía, comenzaron los 
preparativos para  celebrar la inminente recuperación 
del gobernante. 
Grande era la impaciencia de la  gente  por  ver 
volver a los emisarios con la camisa que curaría a su 
gobernante, mas, cuando por fin llegaron, traían las 
manos vacías: 
   —¿Dónde  está  la camisa del hombre feliz? ¡Es 
necesario que la vista mi padre! 
   —Señor -contestaron apenados los mensajeros-, el 
hombre feliz no tiene camisa. 

*********

Un día...no se cuando, prometo volverme descamisada....tener el orgullo inmenso e inconmensurable de sentir que soy parte de este universo con toda su belleza e inmensidad; olvidándome de todo lo material que publicistas y organizaciones económicas se empeñan en decirme que me harán feliz.

Aún soy una cobarde estúpida...pero poco a poco voy entendiendo que mi felicidad está en tu mirada alegre cuando me oyes hablar....en la imaginación de un niño que no entiende porque el sol no sale mojado del mar...en la luz clara de luna llena reflejada sobre mi cama cada 28 días.

A ver si mañana consigo destrozar otra de mis camisas!!

UNA MUJER PRECIOSA!!

Hace ya unos cuantos meses me decidí por fin a quedar con un gran amigo al que conocía desde hacía años...ironías de esta era cibernauta en que las amistades son posibles sin que el contacto real sea necesario; meses y meses de correos, de diálogos a dos tiempos hasta que un día descubrimos que, a base de ser confidentes bajo la discreción que nos daba la red, podíamos oírnos hasta los pensamientos.

El día llegó con todas las expectativas que conllevaba...miedo a ver la imagen del otro por primera vez y tenerla que ajustar con la que nuestra imaginación había estructurado en  nuestra mente...temor a que nuestra voz no sonara igual que por teléfono....o a que esa mirada cálida que recreábamos al contarnos nuestros secretos en realidad ni existiera.

Fue un día memorable, al menos para mí, el amigo que estuvo a mi lado durante unos momentos especialmente difíciles de mi vida, era tal y como lo esperaba...tierno, alegre, inteligente, amable y reconfortante.

De ese día me quedó, además de muy buenos recuerdos, un mensaje en el móvil que él me mando cuando llegaba a casa después de nuestro encuentro:

- Eres Preciosa.

Reconozco no estar muy enganchada a la telefonía, ni móvil ni de la otra, ...y que raramente guardo mensajes por sentimentalismo, pero éste lo voy a conservar toda mi vida.

A veces le doy vueltas a porqué esas dos palabras me hicieron estremecer por dentro...porqué al revisar mis mensajes, y volverlo a encontrar y releer, un pellizco en el estómago me hace sonreír... Y una que lo analiza todo (incluso lo que llega desde el abismo de su cabeza) le ha dado mil vueltas a una de sus conjeturas: la del valor de las cosas.

He buscado en el diccionario el termino precioso/a:


  1. Adj. Excelente,de gran calidad,valor y elevado coste

  2. Muy hermoso,que resulta bello o agradable


Pero como no puedo considerarme exactamente una mujer bella o físicamente hermosa...(y menos estando en esta puñetera "edad invisible" que estoy viviendo), he considerado que la acepción del "piropo" de mi amigo se refería más a mi valor y calidad.

Y es curioso que crea firmemente que, independientemente de mi valor o calidad, lo que esta vida nos enseña es que algo es realmente precioso en relación al coste o al esfuerzo que nos supone obtenerlo. 

De este modo, un maravilloso broche de rubíes y diamantes es precioso si te vas a Tiffanys y pagas unos cuantos cientos de miles de euros por él. Lo guardarás en su estuche de terciopelo forrado de raso, y lo meterás en una caja fuerte por miedo a que ojos ajenos se enamoren de tu posesión...por unos pocos (muchos, más bien) de cientos de euros podrás incluso asegurar su pérdida.

Pero si, un día de esos que  tan solo se tiene una vez en la vida, te encuentras un hermoso anillo de oro cincelado con bonitas hojas de laurel, engarzado con hermosas piedras de zafiro y esmeraldas y adornado en su centro con el más maravilloso brillante del mundo...seguramente te parecerá magnífico y digno de ser valorado, correrás orgulloso a mostrar a todos tu hallazgo...aunque me apostaría cualquier cosa, a que terminará el el mismo cajón en el que guardamos el tornillo que en cierta ocasión vimos caer de la silla y que esperamos poner en su sitio el día que tengamos tiempo.

Ahora soy consciente de que en todas mis relaciones personales he pecado de dar todo lo que tengo y soy, sin esperar siquiera a que las personas a las que aprecio me lo tuvieran que insinuar siquiera. Y en un inicio, cuando ésto sucede, se valora el gesto, por el mismo hecho de que alguien se evita tener que pedir directamente lo que precisa de nosotros (cuanto nos cuesta aún decir simplemente...te necesito!!).

Sin embargo me pregunto si lo dado,...lo ofrecido gratuitamente con todo el corazón, deja de tener su valor intrínseco por el hecho de que no ha supuesto coste alguno. Mi abuela, muy sabiamente me repetía; Quién poco cuesta poco vale....

Ahora me pregunto; ¿Me estaré vendiendo barata?....

Siendo objetiva con la situación actual, he de reconocer que no he vuelto a escuchar nunca más esas dos palabras que tan bien me hicieron sentir...debe ser que mi valor va a la baja como el Ibex 35 y que mi cotización en bolsa tiende a ser la del coste del papel sobre el que escribo mis consejos y mis sesiones de vuelo sin motor.

En cualquier caso, debo de admitir que, a pesar de lo que la publicidad nos venda, a partir de ahora no quiero ser estupenda, simpática o inteligente...prefiero ser nada más (y nada menos) que una mujer preciosa.




jueves, 6 de diciembre de 2012

EL TRAJE NEGRO O EL PODER DE LAS PALABRAS

A mi recuerdo llega muchas veces un profesor de Matemáticas que me dio clases en el Instituto y que tenía un humor muy particular...buen educador este Don Eduardo; sabía enseñar y nos ponía a todos algún sambenito jocoso cada vez que se dirigía a nosotros....(...Órdoñez...que la va a pillar a usted del toro!!!).

Cuando nos "corregía la plana" en nuestras intervenciones orales, siempre repetía el mismo chascarrillo ante nuestros errores..una frase que, a base de repetirse unas cuantas veces al cabo del día, dejaba hasta de ser graciosa; "No es lo mismo comprarse un traje negro, que verse negro para comprar un traje".

Y parece mentira que una sentencia tan simple encerrara toda una sabiduría que, con el tiempo, hasta se ha convertido en disciplina de estudio y en gran filosofía para educadores, psicólogos, empresarios y cualquier persona interesada en hacerse entender delante de otros.

Pues sí...así es; ...no es lo mismo decir "no se si me entiendes" que decir "no se si me he explicado"....ni tampoco oír de boca de alguien "soy tu jefe" que escuchar "soy el responsable de tu trabajo"...."te ruego que me avises" que "te agradecería que me avisaras" y mil ejemplos más llenos de sutiles connotaciones que, aún pareciendo lo mismo, hacen llegar a nuestro cerebro mensajes diametralmente opuestos.

Cada idioma se compone de millones de palabras que constituyen una tortura cuando tratamos de aprenderlas y entender sus sutilezas significativas para aprender a usarlas bien. La mayoría de los estudiantes de idiomas se quejan precisamente de el exceso de entradas con el mismo significado. Pero no es así, cada una de ellas tiene su peculiar color, olor y textura...cada una de ellas está mejor empleada en ciertas circunstancias que otras porque, en definitiva, cada una de ellas tiene su propio poder nacido de su naturaleza como si de super-heroes se tratara.

Por ello es tan importante encontrar la palabra y la expresión justa en cada momento si nuestro objetivo es enviar a nuestro interlocutor nuestro pensamiento, nuestras inquietudes, deseos o esperanzas.

Y aún más meticulosidad se exige hoy en día en que, las nuevas tecnologías, nos han empujado a tratar de conectar por escrito a través de la red con interlocutores que no pueden ver nuestra expresión y gestos en el momento de comunicarnos con ellos..en cuantos diálogos de besugos nos hemos visto enredados por este motivo!!!

Hace mucho reflexioné sobre todo este asunto...y llegué a una temible (y clara a la vez) conclusión y síntesis:

LAS PALABRAS PRODUCEN EMOCIONES
...LAS EMOCIONES CREAN SENTIMIENTOS
...LOS SENTIMIENTOS PRODUCEN REACCIONES
...LAS REACCIONES SE TRANSFORMAN EN ACCIONES

...Y DE NUEVO EL CAMINO DE VUELTA:...ESAS ACCIONES PRODUCEN REACCIONES  QUE PRODUCEN SENTIMIENTOS QUE CREAN SENTIMIENTOS.

Y una vez que tenemos nítida esta gran lógica en nuestra mente es cuando nos aterra darnos cuenta de cuantas acciones de los que nos rodean han sido consecuencia directa de nuestra forma de usar las palabras.

Es por eso que desde hace años, trato de cuidar mucho lo que digo...me doy 5 segundos para serenarme antes de contestar llevada por el impulso, y mentalmente vigilo mis objetivos para entender qué acción pretendo conseguir de quién me escucha. No es manipulación...es simplemente tratar de evitar consecuencias indeseadas que te terminen afectando a ti y metiéndote en un bucle de emociones-acciones del que sea complicado salir.

Así que os recomiendo empezar a cambiar expresiones automáticas por sus equivalentes sanas emocionalmente:

"Necesito que hagas......"      por     "estaría bien que pudieras hacer......"
"Te has equivocado en...."     por     "creo que hay un error en...."
"Quién ha sido?"                      por      "Cómo ha ocurrido?"
"He dicho que no y punto!"    por      "Vale, te escucho...intenta convencerme!"

Pero sobre todo, espero que mi pareja nunca me suelte eso de:

"Supongo que esta noche también tendrás dolor de cabeza...no?"...y me lo cambie por algo mucho más persuasivo como "¿Qué te parece si apagamos la tele y nos acostáramos antes para estar juntos?"

Mucho mejor comprarse el traje negro!!!...dónde va a parar!!!