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miércoles, 20 de marzo de 2013

EL PRECIO DE UN CAFÉ EN BHUTÁN


Feliz día de la felicidad a todos mis lectores!!!…..hoy, nos hayamos levantado con un sol radiante o esté nublado, debe de ser igualmente un día alegre y lleno de buenas intenciones.

Me es grato reconocer que, tanta reunión de gobernantes y tanta palabrería gratuita en el seno de las Naciones Unidas, algunas veces hasta sirve para algo.

Supongo que todo el mundo conoce la historia del origen de esta celebración, pero para aquellos como yo, que ven un trozo de telediario porque se han hecho un lío con el mando a distancia, haré un resumen (que espero sea más o menos fiel a la realidad del suceso).

Resulta que existe un país pequeñito en el Himalaya…muy pequeño…tan pequeño que hasta falseó sus datos demográficos para no ser considerado en la ONU un micro-país (unos 750.000 habitantes reales). Su monarca anterior, Jigme Singye Wangchuck (a saber cómo se pronuncia ésto….) accedió al poder con 17 años tras la muerte de su padre y ha procurado, desde entonces,  seguir con la labor de apertura y modernización del reino que comenzó su progenitor.

Y debe de ser lo que tiene que la juventud tome el poder… que, a los empeños de su padre, sumó verdaderas perlas personales como el restaurar y conservar las tradiciones de su patria e incluso reducir los poderes absolutos de la monarquía para reinar de acuerdo con los designios del gobierno del país.

Para florear aún más su palmarés como dirigente, en 2004 (a los 51 años) decidió  abdicar en su primogénito para que éste disfrutara de adquirir la experiencia suficiente para gobernar teniéndolo a él como guía en plenas facultades físicas y mentales….Todo un ejemplo de sentido común ante el que muchos nos quitamos el sombrero (el sombrero…los zapatos y hasta la camisa si hace falta…ojalá cundiera el ejemplo ¿no?).

Pues teniendo como espejo en dónde reflejarse a tamaño monstruo de la razón, habría que imaginar qué tipo de maletas traería su primer ministro para aquel viaje que hizo en Junio de 2012 a las Naciones Unidas. (Por cierto…un dato anecdótico; este político accedió al poder después de ganar las elecciones en su país por goleada; 45 de los 47 escaños disponibles, con un partido de tan bonito nombre como “Partido Paz y Prosperidad de Bhután).

Jigme Yoser Thinley, que así se llama el mandatario (No sé si eso de Jigme es el patronímico del lugar…todos parecen llamarse así), agarró el micro y de su boca comenzó a salir una declaración de intenciones que dejó a todos con dos palmos de narices. Básica y coloquialmente ha dejado caer que un nuevo sistema socio-económico es posible para este planeta en el que, la riqueza de un país, se mida por la felicidad de sus habitantes y no en Producto Interior Bruto (hasta se ha permitido el lujo de crear una nueva variable macroeconómica llamada Felicidad Interior Bruta con la que se ponderará la riqueza de un país…oleeeeeé!!).

Y para aquellos que comenzaron a sonreír de soslayo preguntándose qué le habrían echado en el agua a aquel desconocido señor, les ha soltado a bocajarro que la principal responsabilidad de los gobernantes es ayudar a la gente a ser plenamente feliz, espiritualmente hablando, en vez de intentar ocuparse solo de sus necesidades materiales.

El discurso no tiene desperdicio .Os dejo el enlace a un blog que sintetiza bastante bien su intervención, gracias a la cual hoy estamos celebrando tan hermoso día.




Así que….queridos habitantes de un lugar llamado tierra; sabed que, tras este alegato comunicado en ese lugar sagrado donde se decide el futuro de la humanidad, tenemos todo el derecho del mundo a exigir a nuestros elegidos gobernantes, que dejen de cacarear como gallinas que se sienten dueñas de un corral, y que se pongan las pilas para procurar nuestro bienestar anímico porque, de seguir como van, saldrán feamente retratados en la foto del ranking más negativo según el nuevo baremo internacional.

En cualquier caso, yo soy dichosa con solo imaginar que existe ese lugar del mundo en donde, seguramente, el precio que me pidan por un café sea una resplandeciente y sincera sonrisa de felicidad.



domingo, 17 de marzo de 2013

LA PROCRASTINACIÓN O EL ARTE DE NO METER NUNCA LA PRIMERA

Hace unos días llegó a mis oídos una expresión que hasta creí que era inventada o nacida de uno de esos idiomas extraños cuya procedencia era un misterio recién descubierto por paleontólogos: PROCRASTINAR (bonito "palabro" casi impronunciable). Es lo que tienen estos programas de divulgación científica a los que soy tan aficionada...terminan obligándome a tener curiosidad por cosas rarísimas

Así que en pos de tranquilizar mi mente (que de repente no podía dejar de pronunciar reiteradamente y para si mi misma la dichosa palabreja)  me he dedicado a investigar sobre el significado del término. Y he averiguado que, como siempre, se trata de un vocablo rimbombante para designar algo muy común en el día a día del ser humano; ese aplazamiento eterno que le damos a todas las tareas que claramente sabemos que tenemos que llevar a cabo y que nos dan miedo, son tediosas o traerán implicaciones no deseadas al ejecutarlas.

¿Quién no se ha planteado veinte veces en un mismo mes empezar una dieta para pensar acto seguido que mejor lo dejamos para otra ocasión más idóneas después de las fiestas o del cumpleaños de alguien?

¿Cuántas mañanas nos hemos levantado tosiendo angustiósamente y maldiciendo el tabaco.... jurándonos que hoy lo dejábamos definitivamente para, acto seguido, después del primer café, encender un cigarrillo a la vez que prometíamos que mañana sería, a buen seguro, mejor día para hacerlo?

¿Y la de veces que abrimos un cajón lleno de cosas inútiles asegurando que del próximo fin de semana no pasaría de ordenarlo y de tirar lo inservible?.

Pues, señores, ésto es procrastinar!

Al parecer, no se trata de un mal que nos afecte de forma particular sino que le pasa a todo el mundo en mayor o menor medida. Pero sí que ha llegado a convertirse en un serio problema psicológico para aquellas personas, de mentalidad ya de por sí negativa, que le tienen tanto miedo a las consecuencias de sus acciones que postergan sistemáticamente la puesta en marcha de cualquier decisión por muy necesaria que ésta sea.

Existen esos eternos aplazadores que terminarán sus días sintiendo que, durante su existencia, no han sido capaces de tener esa vida intensa y maravillosa que sus mentes diseñaban...de débil automotivación y de falta de empuje que tenían miles de sueños por cumplir y que todos ellos se les quedaron en el tintero por no atreverse a  escribir ni una letra con la  hermosa pluma que tenían a su disposición.

También está el famoso "síndrome del estudiante", consistente en estar tan seguros de la propia capacidad intelectual o profesional que, aún teniendo tiempo de sobra para lleva a cabo la tarea, consideran que lo podrán hacer sin problema en un menor intervalo, postergando así el empezarlas y terminando por hacer lo que deben "in extremis" justo antes de la fecha límite para ello.

¿Y qué es lo contrario a un procrastinador?....Aquella persona impulsiva que, idea que le cae en la mente,  idea que trata de ponerla en marcha con la mismísima velocidad con la que le llega.

De éstos también está lleno el mundo; son los típicos amigos a los que nadie tiene narices de seguir ya que son capaces de estresarte con todo lo que quieren llevar por delante. A diferencia de los procrastinadores, son personas que todo lo empiezan y nada terminan.

Tampoco hay que confundir a éstos hiperactivos con aquellos que, sin poder soportar la incertidumbre sobre el desenlace de algo, se arrojen valientemente y casi sin pensárselo sobre las circunstancias a modo de "la mejor defensa es un ataque". Mucha veces suelen hacerlo por miedo a que el destino u otras personas terminen decidiendo el final de su película.

En cualquier caso, la procrastinación, es un mal de nuestros días que se agrava con las situaciones de baja autoestima y pesimismo que tanto nos acompañan últimamente  Si ya de por si, el cerebro tiene tendencia a alargar la puesta en marcha de algo, ni que decir tiene que, la cosa empeora bastante cuando es tan difícil creer que lo que emprendemos es realmente una buena solución.

Esto último se está tratando de paliar haciendo que muchos organismos y publicistas se pongan de acuerdo para lanzar campañas de marketing más positivo, tratando de convencer a la gente de que las cosas no van a cambiar si no lo intentamos al menos..que siempre hay salida si la buscamos con ganas e ilusión en el resultado.

De boca del mismo científico del que me llegó la palabrita, llegó también la solución. Comentaba en su programa que la mente está diseñada para quedarse "pillada" con una actividad cuando la emprende durante determinado tiempo, tras el cual, siente cierta desazón hasta que no la termina. Cuando la tarea queda completada en su totalidad aparece una sensación agradable de orgullo y de autorealización provocado por las endorfinas.

Este viene a ser ese sentimiento que yo llamo "ya que estamos..." y que en muchas ocasiones me ha obligado a limpiar toda mi casa cuando lo único que pretendía era quitar una pequeña mancha en el cristal de la terraza. Realmente no me he sentido a gusto hasta que el baño relucía como el sol, el armario estaba perfectamente ordenado y el embozo de la sábana cuadrado milimétricamente (y gracias a que no tenía pintura a mano...de lo contrario hubiera terminado pintando dos o tres habitaciones...."ya que estábamos").

Así, comentaba este señor, que si dedicamos 5 minutos (tan sólo 5 minutos!!!) a una tarea que nos incordia, nos parece tediosa o nos da cierto miedo comenzar, la mente, tras ese corto espacio de tiempo, te presiona para continuarla dejando atrás esa sensación de fastidio que nos impedía pisar el embrague y meter la primera de una vez.

Por eso los mejores Coachs obligan a sus coachees a conseguir sus objetivos imponiendoles esos cinco minutos de trabajo diario en ellos...Curiosa terapia que me da mucho que pensar.

Estoy por proponer una iniciativa (no se si atreverme a que sea legislativa Popular...ya que estamos) para obligar a nuestros políticos y economistas a dedicarle al menos estos 5 minutos diarios a buscar las salidas correctas para solucionar este despropósito tan desesperanzador en que ellos mismos nos han metido.

Lo que si me queda verdaderamente claro, es que para las próximas elecciones, mi intención de voto no tendrá en cuenta a aquellos candidatos que no publiquen un informe médico psicológico que contenga su nivel de procrastinación...de esta forma iré sobre seguro en cuanto a saber a quien voy a descartar automáticamente.

Por cierto...para los que se estén haciendo la pregunta; Sí...he tardado mucho en  idear, dar forma y terminar este post; pero lo mío es por querer rizar el rizo con la perfección (que también es otro de los motivos de la procrastinación).



miércoles, 6 de marzo de 2013

EL SENTIDO DE LAS COSAS

No puedo dormir....a veces me pasa y no es algo patológico...es simplemente que una idea comienza a darme vueltas dentro de la cabeza y, cual mosca incordiosa,  no me deja conciliar el espíritu hasta que cobra una forma estructurada con palabras y signos de puntuación.

En este caso todo ha venido (porque cuanto te conviertes en un experto psicólogo de ti mismo terminas conociendo el origen de cualquier desasosiego) a raíz de unas palabras de un muy querido amigo que tengo. Hoy me explicaba que, a veces, se hunde en una especie de guerra propia e interna por descubrir si lo que está haciendo o viviendo tiene algún sentido.

Y yo, con esta audacia que me caracteriza para soltar a bocajarro lo que me viene del corazón sin saber medir las palabras, le he contestado que sentido seguramente tendría...pero que lógica quizás ninguna.

Así que me he puesto a darle vueltas a la conjetura de lo que tiene sentido o no en la vida de uno...de qué depende...por qué a veces, algo que parece normal y políticamente correcto, nos hiere por el hecho de carecer de valor en nuestro fuero interno.

Desde hace tiempo vengo entendiendo ésto tan complicado que es la búsqueda de significado en lo que hacemos, decimos o vivimos. Yo misma, de orígenes muy del sur, he estado "domesticada" en una cultura en la que el objetivo último de la vida consistía en tener determinadas cosas, alcanzar determinado estatus, y gozar de determinadas situaciones (tener tu propia vivienda, triunfar profesionalmente, concebir hijos y hacer feliz a un marido/esposa)...todo lo que no fuera conseguir esta meta, solo podía ser sinónimo de fracaso y frustracion

La vida me ha dado unas cuantas collejas (reconozco que no tan fuertes como han sufrido otras personas...toco madera igualmente!); las suficientes como para entender que el sentido de la vida, en muchas ocasiones, pasa por experimentar sensaciones que, por lógica, no son todo lo ortodóxamente correctas que te han enseñado.

Un día, por ejemplo, te encuentras de bruces con un amigo que, lejos de alegrarte la vida y darte ese complemento que necesitas, te ofrece su dolor y sus problemas. Huir sería lo que el sentido común te diría...y sin embargo....el que te confiese que necesita de ti para ver un poco de luz en su situación actual, termina llenándote anímicamente más que cualquier viaje a las Bahamas.

En otra ocasión, otra persona que ni esperabas incluir en tu cuaderno de "experiencias para no olvidar nunca", te zarandea por dentro de forma casi violenta. Y tu mente analítica te comienza a decir, a grito pelado, que salgas corriendo en dirección contraria...que esta vivencia sólo te va a traer males de cabeza y algún que otro crujido en el corazón. Pero mirar a esa persona a los ojos y sentir que quieres necesitarla (no necesitarla....solo querer sentirlo) te inunda el alma con colores indescriptibles que le aportan un valor muy superior a tu vida.

En definitiva; el sentido de las cosas lo marcan los sentimientos que tu sabes reconocer auténticos y especiales, y que te llenan ante cualquier situación y experiencia que estés viviendo, independientemente de que la prudencia y la razón te estén aconsejando otra cosa.

Seguramente no será bueno para ti terminar enamorado de alguien que nunca te podrá conseguir la luna...pero si adviertes que su beso en tu nuca te hace elevarte hasta la estratosfera, lo mismo tiene sentido estar allí cuando ese beso se escapa de su boca. ¿no es mejor disfrutarlo que esquivar las consecuencias sin haberlo experimentado jamás?.

Tampoco será mirado con buenos ojos, por todos aquellos que me aprecian, que un buen día venda mi ferrari y me vaya sembrar lechugas a un pueblo que no aparece ni el Google Maps. Pero seguro que percatarse de la frescura, textura crujiente y sabor de una de esas lechugas en mi ensalada, tendrá todo el sentido del mundo.

Y, si además, puedo compartir esas lechugas con la gente que me aprecia de verdad, seguro que el círculo supremo de la perfección quedará cerrado.

La clave siempre está en las preguntas que nos hacemos a modo de sistema de búsqueda del sentido de las cosas...para mí ese sentido es indudable cuando me pregunto si me hubiera gustado morir sin haber vivido ese momento. Si la respuesta es NO...quedará claro si ha merecido la pena todos los contras que conllevan esos pros.