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miércoles, 5 de marzo de 2014

RESILENCIA: EL PODER DE CRUZAR NUESTROS LIMITES

"Hay dos clases de disminuidos: Los que dicen "no puedo" y los que dicen "¿Porqué no voy a poder?".

Ha caído en mis manos esta suprema frase que encierra todo el poder de los espíritus indomables e incorformistas (aquellos que son incapaces de mirar el mundo a través del acobardado prisma de lo que las convicciones sociales dictan). Su autora es Teresa Perales quien, con tan solo 19 años, quedó paraplégica por una enfermedad neuronal y que hoy, en su vitrina de triunfos, lucen los 22 trofeos como 22 soles que la han convertido en  la mayor medallista de la historia de los juegos paralímpicos. 

Sin llegar estos los logros personales y casi titánicos de muchos personajes ahora famosos, yo conozco verdaderos casos de resilencia que podrían parecer más de "andar por casa" pero con el mismo indiscutible gran mérito. Por desgracia esta situación económica que vivimos ha sacado a la luz a verdaderos héroes que no se han quedado sentados en un banco del parque para llorar su victimismo...sino que, alentados por sus ganas de salir adelante a toda costa,  han sido capaces de hacer verdaderos milagros con su vida.

La resilencia es precisamente eso..tener el coraje de no dejarse machacar por los reveses injustos que a veces nos da la existencia...sino el buscar una fuerza rebelde de nuestro interior que se niegue a aceptar la derrota y a buscar nuevos caminos para conseguir, si no la misma, otras metas posibles e igual de gratificantes.

Son muchos los ejemplos de resilentes que he podido ver en primera persona recientemente y muy encadenado a lo vivido en mis últimos meses con el sufrimiento de mi padre...él mismo ha sigo un modelo a tener en cuenta, luchando contra su enfermedad hasta el último segundo de vida a pesar del dolor y la rabia. Tantos meses enclaustrada en un hospital te enseña a valorar el espíritu positivo de aquellos que un día quedaron sorprendidos por la crueldad de un diagnóstico triste y desolador.

Los he visto levantarse una y otra vez....pasear casi sin fuerzas por los pasillos de la planta agarrados a sus goteros a pesar de que, en la mayoría de las ocasiones, el día anterior el dolor los mantuvo encogidos en el odioso hogar en que se había convertido su cama tras largos meses de hospitalización. Solo su exasperación les proporcionaba las energías renovadas cada día para seguir un poco más lejos...un poco más rápido...un poco más vivos.

El mundo que los mira dice de ellos que están hechos de otra pasta...que su naturaleza es especial y fuera de serie. Pero en el fondo es una treta más con la que intentamos consolarnos de nuestra falta de valentía para actuar como ellos cuando los caminos se tuercen y la lluvia es más fría de la que esperábamos.

Seamos sinceros con nosotros mismos...una infelicidad no es nunca una maravilla por muy poética que les quedara a los románticos del XVII, más bien es un fango helado y negro o una escarcha de dolor que nos obliga a hacer una elección cuando aparece; someternos a los designios del destino o salir reforzados de la experiencia. La resilencia define el resorte de aquellos que, luego de recibir el golpe, pudieron superarlo.

Peng Shuilin perdió medio cuerpo en un accidente y, tras una milagrosa recuperación motivada por sus ganas de vivir, ahora se ha convertido en un empresario con una cadena de almacenes en China llamados "half-man, half-store price".

Nick Vujicic tiene actualmente 31 años y consiguió graduarse con 21 en estudios de contabilidad y plantificación financiera...nada que lo convierta en un hecho excepcional sino fuera porque nació sin extremidades debido a un extraño síndrome que afectó a su madre durante la gestación; hoy en día es un orador motivacional con fama en todo el mundo y hace ahora justamente un año fue padre de un hermoso y sano bebé (...y completo para mayor felicidad de su padre).

Ninguno de ellos nacieron con capa ni superpoderes...nadie tiene una autoestima tan inquebrantable ni una alegría de vivir tan incombustible...Todos pasamos por malos momentos en los que nos apetece tirar la toalla y buscar un rincón aislado dónde maldecir nuestro destino o llorar amargamente la pérdida de la ilusión. Incluso es bueno a veces experimentar el hartazgo del propio sufrimiento para encontrar por fin ese momento en que uno ya no quiere seguir lamentándose de sus limitaciones o de su mala suerte.

Es entonces, cuando ya no podemos soportar más tanta pérdida ni sentirnos como veletas al capricho de los aires ajenos, que un resorte de luz y fuerza debe surgir de nuestro corazón para gritar desde detrás del oscuro cristal de la desdicha aquello de que "el límite lo decidiremos nosotros".

Una persona resilente es aquella que se permite el lujo de sentir emociones intensas sin temerlas ni huir de ellas..son capaces de ver los problemas como retos que se pueden superar y no como temibles amenazas..se toman tiempo para descansar y recuperar fuerzas sabiendo cuando pueden exigirse y cuando parar. Son capaces de identificar de forma precisa los problemas para impedir que se vuelvan a repetir en un futuro....son capaces de controlar sus impulsos y su conducta en situaciones de alta presión.

Además tienen una gran habilidad para leer en los demás las emociones, empatizar y conectar con ellas

Pero sobre todo, una de las características que más me hace admirar esta actitud vital que demuestran las personas con una resilencia alta, es que son capaces de confiar en si mismo tanto como en los demás.

Da mucho que pensar...verdad?..Quizás nos esté pasando que nos sentimos débiles e impotentes justamente porque dejamos de confiar en los demás al mismo nivel en que dejamos de confiar en nosotros mismos.

Lo cierto es que, nos guste aceptarlo o no...es seguro que el poder está en nosotros, y que, por consiguiente, solo nosotros podremos usarlo para encontrar nuestra felicidad y paz a pesar de las circunstancias.

Así que...A hacer los deberes y dejar de lamentarnos!!!





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