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miércoles, 12 de diciembre de 2012

UNA MUJER PRECIOSA!!

Hace ya unos cuantos meses me decidí por fin a quedar con un gran amigo al que conocía desde hacía años...ironías de esta era cibernauta en que las amistades son posibles sin que el contacto real sea necesario; meses y meses de correos, de diálogos a dos tiempos hasta que un día descubrimos que, a base de ser confidentes bajo la discreción que nos daba la red, podíamos oírnos hasta los pensamientos.

El día llegó con todas las expectativas que conllevaba...miedo a ver la imagen del otro por primera vez y tenerla que ajustar con la que nuestra imaginación había estructurado en  nuestra mente...temor a que nuestra voz no sonara igual que por teléfono....o a que esa mirada cálida que recreábamos al contarnos nuestros secretos en realidad ni existiera.

Fue un día memorable, al menos para mí, el amigo que estuvo a mi lado durante unos momentos especialmente difíciles de mi vida, era tal y como lo esperaba...tierno, alegre, inteligente, amable y reconfortante.

De ese día me quedó, además de muy buenos recuerdos, un mensaje en el móvil que él me mando cuando llegaba a casa después de nuestro encuentro:

- Eres Preciosa.

Reconozco no estar muy enganchada a la telefonía, ni móvil ni de la otra, ...y que raramente guardo mensajes por sentimentalismo, pero éste lo voy a conservar toda mi vida.

A veces le doy vueltas a porqué esas dos palabras me hicieron estremecer por dentro...porqué al revisar mis mensajes, y volverlo a encontrar y releer, un pellizco en el estómago me hace sonreír... Y una que lo analiza todo (incluso lo que llega desde el abismo de su cabeza) le ha dado mil vueltas a una de sus conjeturas: la del valor de las cosas.

He buscado en el diccionario el termino precioso/a:


  1. Adj. Excelente,de gran calidad,valor y elevado coste

  2. Muy hermoso,que resulta bello o agradable


Pero como no puedo considerarme exactamente una mujer bella o físicamente hermosa...(y menos estando en esta puñetera "edad invisible" que estoy viviendo), he considerado que la acepción del "piropo" de mi amigo se refería más a mi valor y calidad.

Y es curioso que crea firmemente que, independientemente de mi valor o calidad, lo que esta vida nos enseña es que algo es realmente precioso en relación al coste o al esfuerzo que nos supone obtenerlo. 

De este modo, un maravilloso broche de rubíes y diamantes es precioso si te vas a Tiffanys y pagas unos cuantos cientos de miles de euros por él. Lo guardarás en su estuche de terciopelo forrado de raso, y lo meterás en una caja fuerte por miedo a que ojos ajenos se enamoren de tu posesión...por unos pocos (muchos, más bien) de cientos de euros podrás incluso asegurar su pérdida.

Pero si, un día de esos que  tan solo se tiene una vez en la vida, te encuentras un hermoso anillo de oro cincelado con bonitas hojas de laurel, engarzado con hermosas piedras de zafiro y esmeraldas y adornado en su centro con el más maravilloso brillante del mundo...seguramente te parecerá magnífico y digno de ser valorado, correrás orgulloso a mostrar a todos tu hallazgo...aunque me apostaría cualquier cosa, a que terminará el el mismo cajón en el que guardamos el tornillo que en cierta ocasión vimos caer de la silla y que esperamos poner en su sitio el día que tengamos tiempo.

Ahora soy consciente de que en todas mis relaciones personales he pecado de dar todo lo que tengo y soy, sin esperar siquiera a que las personas a las que aprecio me lo tuvieran que insinuar siquiera. Y en un inicio, cuando ésto sucede, se valora el gesto, por el mismo hecho de que alguien se evita tener que pedir directamente lo que precisa de nosotros (cuanto nos cuesta aún decir simplemente...te necesito!!).

Sin embargo me pregunto si lo dado,...lo ofrecido gratuitamente con todo el corazón, deja de tener su valor intrínseco por el hecho de que no ha supuesto coste alguno. Mi abuela, muy sabiamente me repetía; Quién poco cuesta poco vale....

Ahora me pregunto; ¿Me estaré vendiendo barata?....

Siendo objetiva con la situación actual, he de reconocer que no he vuelto a escuchar nunca más esas dos palabras que tan bien me hicieron sentir...debe ser que mi valor va a la baja como el Ibex 35 y que mi cotización en bolsa tiende a ser la del coste del papel sobre el que escribo mis consejos y mis sesiones de vuelo sin motor.

En cualquier caso, debo de admitir que, a pesar de lo que la publicidad nos venda, a partir de ahora no quiero ser estupenda, simpática o inteligente...prefiero ser nada más (y nada menos) que una mujer preciosa.




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