Vistas de página en total

sábado, 20 de julio de 2013

REMENDANDO ROTOS Y DESCOSIDOS

Hoy me he ido de compras aprovechando las rebajas. Confieso que, eso de comprarme ropa, es una verdadera tortura para mí...en aquellas prendas en las que quepo por arriba, a mitad del cuerpo se convierten en fajas reductoras (eso si las costuras están lo suficientemente reforzadas) y lo que, por debajo no me estrangula, por arriba termina pareciéndose más a un saco de patatas que a algo diseñado por alguien que lo miró desde una perspectiva de belleza.

Así que siendo sincera con todos lo que me estén leyendo...he de confesar que me he ido de compras a una tienda que nada tiene que ver con la moda, con los complementos o con los perímetros de cintura imposibles (bueno..sí que son posibles...pero mi cuerpo no parece enterarse). A mí lo que me gusta es ir a tiendas de electrónica, o donde venden gadgets raros, o a librerías... aunque que éstas últimas me las he autoprohibido con el fin de evitar tener que alquilarle una habitación al vecino para poder guardar los libros adquiridos.

Pues bien, en una de estas tiendas que tienen un poco de todo, como en botica, he encontrado un aparatito que mide mi estupidez....y no solo eso!!...me garantizan que hasta puede indicarme el momento en que metí la pata con no más de un par de semanas como intervalo de error técnico. No se si funcionará pero, al menos yo, voy a probarlo.

Y para ver si funciona de verdad, tengo una situación de hace unas semanas que me va a servir de muestra...conozco hasta el día y casi la hora en que, por dármelas de lista, cometí un error que puede darme dolor de cabeza. Si mi nueva "bola de cristal" es capaz de señalarmelo, pienso comprar todas las existencias que haya en la tienda para usarlo cada noche antes de acostarme (por desgracia es de un único uso..desechables le llaman ahora).

Reconozco una cosa siendo franca; no me hace falta para nada que me lo indique.... ya sé que cometí el error y que puede traer consecuencias poco agradables para mi; rara es la vez que nos equivocamos y no somos capaces de apreciarlo casi inmediatamente. Pero a veces, si las secuelas no son evidentes de forma automática tendemos a creer que, a lo mejor, no fue tanto el desacierto y tendemos a olvidarlo rápidamente para no sentirnos mal. 

Así aquellos afortunados que, como gatos, parecen caer siempre de pié, pasan por la vida pensando que el mundo se ha hecho para que ellos, hagan lo que hagan, no se vean afectados por las pifias propias. Eso que mi madre dice "nacer con estrella y no estrellados".

Yo, por suerte, soy de las "estrelladas"; pocos errores cometidos no me han mostrado su fruto unas veces agrio y otras amargo. A base de entrenamiento he aprendido a no temer tanto las secuelas de una mala decisión, de un acto no meditado correctamente, o de una palabra dicha con alguna copa de más. Se podría decir que casi tengo un doctorado en el principio de acción-reacción así que, sin dejar de reconocer que preferiría de buen grado que alguien me apartara el cáliz doloroso de tener que solucionarlo, no tengo miedo a deshacer el camino y almacenar dentro de mi corazón el escozor que produce aprender a base de equivocarse.

Por principio...todos problemas tienen solución (de lo contrario dejan de ser problemas y pasan a convertirse realidades a las que hay que adaptarse)...muchos rotos pueden volver a recomponerse, y muchas cosas desaparecidas pueden sustituirse...A mi me decían siempre que "todo tiene solución menos la muerte"..y, teniendo en cuenta que la visita de la Parca no es una errata sino una parte inherente al ser vivo, pues la ecuación matemática "error+restitución" se convierte en una situación que esperamos sea de suma cero.

Lo malo es cuando, mientras estamos elucubrando la solución, entramos en un bucle tonto que nos vuelve a llevar una y otra vez al momento en que tropezamos.... para fustigarnos reiteradamente con saña recordándonos lo tranquilos que estaríamos ahora habiendo gastado en ese momento algo mas de prudencia y sentido común.

Por mucho que nos castiguemos de esta manera, no vamos a poder borrar el lapsus y, por el contrario, tanta negatividad nos impedirá ver la luz al final del tunel....Mejor darle una o dos vueltas tan solo; comprender dónde nos equivocamos y porqué y, acto seguido, concentrarnos todo lo positivamente que podamos, en tratar de reparar el daño.

Así que yo ahora, me leeré bien el manual de instrucciones de mi nuevo gadget para usarlo correctamente, y dentro de unas horas, cuando a través de su pantalla digital me llame "idiota!" le replicaré sonriendo divertida... "que sepas que, para saber eso, no me hacías ninguna falta...solo te estaba probando". Y mañana...a buscar aguja e hilo para zurcir el descosido y a esmerarse para que quede curioso.


No hay comentarios:

Publicar un comentario