Vistas de página en total

lunes, 1 de julio de 2013

SOPLOS DE AIRE O COMO CONVENCER A TU MUJER PARA COMPRAR UN DESCAPOTABLE

Ayer sufrí uno de los secuestros a los que me tiene acostumbrado un buen amigo que, a base de insistir casi a diario hasta la extenuación, es capaz de sacar de paseo a ésta que os habla, que tan convencida está de su condición de  "cargolineta".

En dicho secuestro exprés colaboraron, con conocimiento de causa, una banda peligrosa por su humor inteligente que estaba compuesta por un compañero de trabajo de mi raptor y su encantadora y cariñosa esposa....el resto del escenario fueron cuatro ruedas de un coche que andaba quejándose por la falta de uso, unas viandas para el camino (muy buena la tortilla preparada por Nuri), ganas de ver armas antiguas y "La France" en el horizonte.

Estas escapadas, a las que me tienen que obligar y casi arrastrar, me cuesta asumirlas por mi tonto empeño en esperar a que fabriquen los fines de semana de tres días...Ser una trabajadora comprometida, perfeccionista y amante de su profesión, llenar la nevera al menos una vez a la semana, planificar coladas y sesiones de plancha, evitar que el polvo se acumule lo suficiente como para organizar el París-Dakar en casa y, en general, mantener un hogar más o menos ordenado, se convierte  en una especie de Sudoku de suma cero en el que cada hora y minuto disponible debe ser usado convenientemente según una estricta planificación.

Así que la vida social, la mayoría de las veces, se abre paso a codazos entre tanto estrés de "mujer de nuestro tiempo" que, de buena gana, volvería en algunos aspectos a la época de su abuela. Si ésto es la liberación de la mujer, no sé si plantearme un poco de esclavitud del siglo pasado.

Fuera como fuese (o fuere), estos raptos de menos de 24 horas, tienen la virtud de evitarme perder el contacto con el mundo exterior, de conocer a primos muy pero que muy lejanos (tanto que ni son primos) y de pasar un día agradable que me permita observar y fabricar conjeturas sobre cosas que, a base de haber creado un mundo que gira a una velocidad endiablada, no somos capaces de percibir y analizar.

Anoche volví cansada por el largo paseo que duró desde las 6 de la mañana hasta las 11 de la noche, pero con una lección más aprendida sobre la necesidad, en ocasiones, de fabricarnos verdaderos "soplos de aire"...como cuando siendo estudiantes, se  nos embotaba la cabeza al intentar retener tantos conceptos para el examen del día siguiente, y a las 3 de la mañana precisábamos abrir el balcón para contemplar una noche solitaria con su silencio, mientras el frescor de la madrugada nos despejaba el cansancio y el miedo al fracaso que nos hería ya.

Los que, como yo, hace ya algunos años dejaron atrás la treintena, nos damos ahora de bruces con esa sensación fastidiosa de sentir que el tiempo se nos escapa entre los dedos de tanto que hemos abierto la mano para abarcar todo lo que estábamos obligados (por tradición, por moral, por educación o por propio convencimiento) a incluir en nuestra vida cuando tocaba,.....consolidar un futuro profesional, formar una familia, esforzarse para procurarle el sustento, ayudar a nuestros padres ya mayores cuando lo necesitaban, asistir a los amigos que se encontraban en un mal momento, ahorrar para pagar la universidad de la niña o hacernos la casa que soñamos siempre con nuestra pareja.

Como quiera que todas esas cosas las hemos tenido que culminar en esa época nuestra en la que estábamos mejor preparados física, biológica e intelectualmente (según esos biólogos, psicólogos, médicos, antropólogos etc que seguramente usaron su mejor época en la vida para hacer estos estudios) es ahora, en la cuarentena y cincuentena, que nos planteamos lo bien que nos vendría, una vez aprobado el examen e incluso con buena nota, un soplo de aire fresco cumpliendo con esos deseos que nunca más tendremos ocasión de disfrutar. Porque, dejémonos de tonterías...hay quién hace su primer salto base a los 70 años pero, sinceramente, la silla de ruedas no garantiza un mejor aterrizaje.

A veces hago memoria sobre todo aquello que dejé escrito y pendiente en mi cuaderno de "cosas a hacer antes de morirme", y veo que la lista de caprichos no realizados es más larga de lo que me gustaría...me queda un regusto amargo al recordar que me hubiera ilusionado ver una aurora boreal, pasear bajo el sol de medianoche, observar durante unas horas la migración de las mariposa monarca y algún que otro salto más "al vacío de las locuras" que jamás me atreví por no considerarlo el momento adecuado.

Ahora mi primo, que no es mi primo, tiene el sueño de sentir el aire en la cara mientras conduce un descapotable biplaza con todo lo que ello supone...disfrutar ahora de su pareja en escapadas de carreteras a "no importa dónde"...de stops hechos bajo el frescor de un árbol para tomar un bocadillo vegetal con mucho vinagre y la delicia de un "tête a tête" con la mujer que siempre deseó de compañía en esta aventura (porque, cuando has encontrado a esa persona que te complementa tan hábilmente, ¿qué cosa puede haber más placentera que compartir un sueño con ella?).

Y Nuri, que tan buenas tortillas de patata y cocas de ratafía fabrica, debería entender que, si él necesita  un  "soplo de aire" convertido en alfombra mágica, no habrá mayor gozo para ella que sentir que, el hombre que la escogió para ese viaje, vuela feliz por el viento mientras sostiene cariñosamente su mano.

El tiempo pasa volando imparable y dejando atrás, tras los cristales de una ventana cerrada,  bocanadas de aire fresco que no nos permitimos tomar en nuestra vida perdiéndose, quizás, la oportunidad de sentirla alguna vez en nuestros pulmones, así que....habrá que comprar ese descapotable...no?

TIME IS NOW!!

Descapotables

1 comentario:

  1. Desde luego hay que cumplir los sueños... al menos intentarlo. A ver si conseguimos cumplir alguno de los tuyos.

    ResponderEliminar