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domingo, 28 de diciembre de 2014

LA LADRONA DE SUEÑOS

En esta habitación de hotel que desde su balcón parece beberse el mar, se respira un olor a regaliz y sal que llena todas mis papilas gustativas haciendo salivar de antemano el festín que voy a saborear dentro de unos minutos.

La noche comienza a acercarse suavemente tiñendo de malvas y rosas el reflejo del cielo sobre el agua del puerto y dotando a las velas de los barcos de un aire romántico y sereno que me hace sentir más deseos aún de tenerle a mi lado....cuanto más tardará en venir?.

Decía un amigo que, estar en una habitación de hotel esperando a un amante, era como recluir a alguien en la oscuridad de un calabozo para evitar mostrar al mundo caricias y besos que otros enamorados se entregan sin pudor en cualquier esquina de la calle o banco del parque. Tiene razón...me siento encarcelada y condenada a cumplir mi condena de desear solo aquello que me está vedado.

La suerte no parece sonreírme ante tanto calor y pasión que deseo dar...parece poner a prueba mi paciencia y yo, testaruda como el mismo mar, que rompe una y otra vez sus olas contra el muelle aún sabiendo que no desplazará ni un milímetro el espigón sobre el que arremete, decido aprovechar las oportunidades de amar que la vida me ofrece, sean exhibibles o no.

Pasan de las 8 ya..no queda apenas nada para que venga....debería tomar una ducha para apaciguar el miedo escénico que me da saber que nada de lo que piense él me debe importar. Ese es mi trato personal con esta aventura. No debo involucrarme en esta historia más allá de un encuentro pasional que exige dejar el corazón en el cajón de la mesita de noche.

Tengo que cumplir con lo pactado, mi objetivo es otro bien distinto y no puedo perder el foco del mismo.

Llaman a la puerta...unos golpes de nudillos dados con cierta timidez...Dejo sobre la inmensa cama el libro que tenía en mis manos...casi no he podido leerlo pendiente de lo que mi imaginación estaba soñando en torno a este encuentro. La hora ha llegado...un último vistazo al cajón donde los sentimientos asoman juguetones pugnando por salir....lo cierro suavemente; así debe ser.

Un "qué pasa guapa?" suena al girar el picaporte de la sólida puerta y mis brazos se enlazan a su cuello para darle un cálido y profundo beso en su jugosa boca...el primero de muchos que esta noche nacerán de mis labios y se estrellarán en su piel una y otra vez como el oleaje sobre la arena de la playa.

La noche pasa entre abrazos, suspiros, gemidos de placer y ese cansancio que tratamos de evitar aprovechando nuestra primera noche sin mirar con insistencia el maldito reloj que a él le devuelve a su vida oficial y a mi a la soledad de los suspiros sin oyente.

La primera oportunidad de recordar qué es dormir junto a alguien que te ha acariciado y amado hasta la extenuación...que desearía darte aún más placer pero cuyo cuerpo pide a gritos descanso hasta el próximo combate.....

Ahora es mi turno, cuando su respiración se hace profunda...cuando las mioclonias de su sueño le mueven manos y pies involuntariamente...es tan hermoso verlo dormir a mi lado. Su piel cálida me produce una sensación gratificante que quiero recordar para siempre.

Y ahora, cuando su sueño es más intenso, acerco mi boca a la suya para cobrarme mi verdadera recompensa....aspiro su aliento que contiene una mezcla de todos sus sueños más dulces y anhelados. Poco a poco entran en mis pulmones, se instalan en mi alma y quedan perpetuamente cautivos allí...secuestrados a mi voluntad hasta que yo desee liberarlos.

Soy una ladrona de sueños que roba sin pudor las quimeras que mantienen vivos a sus amantes...que los hace volar cada mañana cuando miran por la ventana e imaginan ese futuro que tanto les hace feliz.

Por la mañana llega la despedida...unos besos, más abrazos, algo más de placer físico para decir adiós a una situación que no se volverá a dar con la asiduidad que ambos quisiéramos.

Una última caricia en el umbral de la puerta cuando él se va con la sensación de que algo se ha quedado olvidado entre aquellas paredes tan bien pintadas...palpa sus bolsillos; todo está en su sitio; sin embargo....no sabe por qué, pero siente que sus deseos y aspiraciones solo los volverá a ver cuando pueda arañar minutos a su vida para poder quedar conmigo de nuevo.

De repente le invade el sentimiento de que los papeles se han intercambiado y que ahora el prisionero de esta habitación de hotel es él...que yo no soy cautiva en ella...que puedo salir y volver a ella cuando yo lo desee porque poseo dentro de mi alma todos mis sueños intactos...y además me he convertido en la raptora de los suyos.








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