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sábado, 10 de agosto de 2013

EL ARCO IRIS DE LAS SONRISAS SINCERAS

En esta semana, por ser la última de trabajo antes de mis añoradas vacaciones laborales, decidí darme el gusto de salir un poco antes del trabajo y dar un pequeño paseo para sacudirme las responsabilidades de mi puesto e ir soñando con lo que serán estas 3 semanas de relax exclusivas para mí cuerpo y para mi alma.

Viviendo a más de 30 kms desde dónde ejerzo mi profesión no me puedo permitir eso de "hoy me voy caminando a casa" por lo que, lo más que puedo hacer, es olvidarme de la estación de tren más cercana y tratar de ir a la anterior o posterior para hacer algo de ejercicio en un paseo que no me extenúe.

Así, pues, he estado yendo desde la oficina a Sants durante 4 días seguidos y, dos de ellos, con chaparrón estival incluido. Y no penséis que ha sido mala suerte; si supierais cuánto me gusta desde pequeña caminar bajo la lluvia, más bien diríais que la caminata ha estado aderezadas con gratas sorpresas para disfrutarlas aún más.

El jueves en concreto, se dieron esas circunstancias naturales que tanto me gustan...una ciudad con mucha temperatura por el asfalto recalentado debido a la constante fricción de neumáticos, la humedad bochornosa de unas nubes que no tapan el sol pero que, grises y oscuras, anuncian lluvia...y, además, el sol de las 8 de la tarde que, sin quemar, no deja de hacernos buscar un poco de sombra que nos alivie.

Y, en este cuadro escénico tan ordinario, aparecen las primeras gotas de un agua celestial; escasas, pesadas y refrescantes....como grandes notas musicales de fondo que acompañan un Nocturno de Chopin o un Adagio de Albinoni.

De repente en el cielo se dibuja un hermoso arco iris perfecto...claro...rotundo; como un regalo de Navidad entregado por un Santa Claus despistado que adelanta su visita y que a todos nos llena de sorpresa.

Es curioso que un fenómeno tan normal y que todos conocemos tan bien, nos haga pararnos en seco para contemplarlo como si el summun de los milagros fuera . Íbamos por la calle y todos nos deteníamos para disfrutarlo con una sonrisa de esas que sale del alma...de repente no existían las prisas...los semáforos en verde ya no importaban y, los pocos paraguas previsores, no tenían inconveniente ninguno en cerrarse mudos ante tan hermoso espectáculo.

Había gente haciendo fotos con su móvil y muchos abuelos señalando hacia el cielo para enseñar a sus nietos una de esas escasas cosas auténticas de verdad y que nunca podrán comprar por mucho dinero que ganen en un futuro.

Yo también saqué mi cámara y sonreí abiertamente como hacían todos...miraba a los ojos de la gente que tenía esa misma expresión de felicidad en la cara y sentía que algo mágico nos estaba conectando a pesar de no conocernos de nada.

Una señora mayor se paró junto a mí para visualizarlo desde mi misma posición y me dijo "mira que es maco,  oi?" (mira que es majo, eh?)...y a mi me entraron ganas de abrazar a aquella señora y darle dos besos de lo bien que me sentía!!

Y le he estado dando vueltas a esa explosión eufórica que provocan las cosas sencillas....he hecho una lista con estos hechos que me hacen sentirme feliz cuando suceden y, da la casualidad, de que todos ellos, corresponden a cosas que, simplemente, ocurren sin que yo pueda ejercer (en la mayoría de los casos) ningún control para que se produzcan.

Una de ellas, tal y como estoy contando, es ver un arco iris (Arc de Sant Martí en esta tierra). Además, cuando descubro uno en el cielo, no puedo dejar de recordar un antiguo cuento irlandés en el que, si lo seguías hasta dónde tocara tierra, encontrarías una gran marmita llena de monedas de oro que unos duendes traviesos tenían escondida allí...me termino prometiendo a mi misma que un día buscaré yo mi tesoro al final de arco iris.

Otra cosa que me hace sentirme genial son las mariposas...los que me conocéis un poco ya sabéis que tengo cierta obsesión con estos lepidopteros y que pocas cosas me hacen más feliz que recibir una foto de una de ellas llena de colores tan brillantes y con esa elegancia especial para volar. Me hipnotizan sus alas hechas de unas etéreas escamas, como de seda, que les da su color y...... me fascina la metamorfosis continua de su existencia...(en este aspecto, yo quiero ser mariposa siempre)

La tercera son la pompas de jabón.....aún con mi edad, ver que alguien juega a lanzar al aire estas burbujas densas que se quedan suspendidas con esa iridiscencia  y liviandad, me hace abrir los ojos como platos y detener en seco mi caminar como si clavara frenos hasta el fondo. A veces, viendo esos espectáculos de circo en los que un experto hace verdaderas obras de arte con ellas, hasta he llegado a llorar de pura alegría y emoción.

Una muy común a casi todos los que se precien de tener alma, es ver a un niño reír.....Hay en este mundo algo más genuino, hermoso y contagioso que la carcajada espontanea de un crío???...Son tan maravillosas que la alegría va más allá de su boca y eres capaz de ver la risa en sus ojos.

Evidentemente hay más cosas que me hacen extasiarme de felicidad...el sonido de los cascabeles...un "te quiero" verdadero...el abrazo demoledor de mi madre cuando me ve.... el amanecer desde el espigón del puerto.... la brisa fresca matinal salpicada de espuma de mar cuando paseo por la orilla......Y cada una de ellas se ha convertido en esa "aspirina" que alivia mi dolor cuando las cosas pesan demasiado para cargarlas sobre el alma durante mucho tiempo.

Creo que todos tendríamos que tener en nuestro botiquín, ,a modo de recordatorio (como si de un listado de teléfonos de urgencia se tratara), una relación de cosas que disparan nuestras sonrisas sinceras..nuestras emociones más positivas,  para buscar rápidamente nuestra dosis sanadora cuando el desánimo y la tristeza nos enfermen la alegría.

Y yo (con toda la humildad de mi pretensión), deseo con todo mi corazón convertirme en uno de esos "provocadores de alegría" que engendran arcos iris en los cielos nublados y grises de las tristezas mis amigos...Como decía el principito de Saint-Exupéry, quisiera poder regalar montones de pequeños cascabeles que sepan hacer reir.


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