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viernes, 15 de febrero de 2013

GIGANTES O MOLINOS DE VIENTO

—Mire vuestra merced —respondió Sancho— que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que, volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino.

Tengo la gran suerte de haberme convertido en paño de lágrimas para algunos de mis más queridos amigos; gente que, por regla general, no acostumbran a contar sus penas en la seguridad de que todo pasa y que nada es eterno. La mayoría de las veces guardan sus tristezas y miedos en un bolsillo de su camisa, convencidos de que no son tan importantes y que a nadie deben preocupar con ellas..

Por eso, cuando de sus bocas salen las quejas o temores correspondientes a sus cuitas, yo comienzo a alarmarme de veras sabiendo que , si ya lo han soltado por fin  es porque mucha pupa les debe de estar haciendo por dentro.

Mi primera reacción es la de preocuparme con ellos; comienzo a ponerme nerviosa al mismo ritmo de quien me lo está contando. Y, si no consigo parar esta inercia tonta, termino cayendo en sus bucles de accion/reacción del que solo se sale con mucha dificultad.

Pero creo que ya he entendido cuál es mi papel en esta obra porque, desde hace algún tiempo he conseguido averiguar qué es lo que es espera realmente de mí.

Y esta cosa no es más que "chivar", desde mi perspectiva a lontananza, cómo se ve realmente el bosque dado que no tengo ningún árbol delante de las narices. Mi tarea consiste en tirar de las riendas del caballo desbocado y tranquilizar los ánimos haciendo un elenco fluido de las perspectivas, oportunidades y soluciones a los problemas planteados.

A ésto, alguno de mis amigos, le ha puesto el bonito nombre de "coaching"; como si me hubiera colgado una inmerecida medalla de entrenadora en este duro deporte que es, a veces, lidiar con los sentimientos.

Y yo que busco símiles por doquier....agarrándome a la primera rama verde y flexible que veo en el campo de batalla.....me he puesto en la galonera el sobrenombre de "Sancho Panza", en honor a este fiel amigo que, a pesar de las locuras imaginativas de su querido amo, le seguía en todas sus guerras ficticias o reales, con la hermosa tarea de advertirle que, muchos de los temibles gigantes que les amenazaban, no eran sino molinos de viento que mueven sus aspas con el aire haciendo mucho ruido.

No obstante, es importante que sepan que, si hay que enfrentarse a ellos, sean molinos o gigantes en verdad, me tendrán a su lado siempre, como coaching, como paño de lágrimas o como fiel escudera.


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