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lunes, 1 de abril de 2013

ASTENIA PRIMAVERAL

Llegan los días cargados de buena luz; amaneceres tempranos y salidas de la oficina cuando aún no han encendido las farolas. Todo parece llenarse de vitalidad y color...ganas de comerse el mundo y de celebrar que la vida llega en forma de brotes verdes hasta a los sarmientos más retorcidos y quemados.

De reojo miras el armario detestando los cuellos altos de los jerséis, las bufandas y los chaquetones pesados que tantas ganas tenemos de guardar hasta el otoño que viene. Mucho apetito de retomar los colores alegres y de insinuar las formas del cuerpo con tejidos más livianos...avidez por que las hojas del almanaque caigan más deprisa de lo en realidad lo hacen.

Con más horas de sol, vuelven a apetecer los paseos por el espigón del puerto a media tarde, los pies mojados por las olas del mar, el vuelo de las cometas por los niños o el dormitar sobre la arena con la excusa de ese calorcito tan placentero que nos abraza después de un largo tiempo de sentir tan solo el peso de las cargantes mantas en la cama.

También llegan las ganas de enamorarse y de vivir momentos de locura al lado de alguien que sepa seguirte (o que sepa empujarte...dependiendo del caso), de retomar aquellas amistades positivas que te hacían volar y que, sin saber porqué, se perdieron tras una llamada no realizada antes de las fiestas de Navidad.

Sales a la calle y te parece que aumentan el número de padres con bebés balbuceantes, de parejas que van de la mano mirándose con cara de alelados, de lo grandes corredores bañados en sudor, de adolescentes riendo a carcajadas mirando el móvil...todo lo alegre y bucólico parece multiplicarse.

Y entonces es cuando te miras al espejo y descubres que también se ha multiplicado el tamaño de los michelines (Ayyyy...Dios mío!...eso es mío??...en que tómbola me ha tocado que no me enteré?), que intentas subir las escaleras porque se ha roto el ascensor y en el primer descansillo sientes que la vida te abandona....que esa arruga que apenas si se notaba el año pasado se ha convertido en el gran Cañón  del  Colorado en unos pocos meses.

Bueno...otra primavera significa también otro año más alejado de esa juventud que a los 20 años nos parecía eterna. Y la luz, el color, las flores y el aire cálido dejan paso a ese cansancio de espíritu que no sabes tampoco de qué chistera ha salido con tan solo subirte a la báscula del baño (creo sinceramente que, a partir de los 40, los médicos deberían de prohibir estos diabólicos artefactos junto al tabaco y las grasas saturadas). Pasas un par de días fijándote más en lo perdido físicamente que en lo espiritualmente ganado.

Los dos días dejan paso a una semana completa sintiendo cansancio en el alma, apatía para empezar cualquier nuevo reto o la desilusión por lo poco que avanzas en tu vida teniendo en cuenta los objetivos que te marcaste en el subidón del verano del año pasado. Las sábanas se quedan incrustadas en la piel por las mañanas cuando suena el despertador pareciendo un esfuerzo titánico el levantarte para continuar con tu día a día.

Alguna noches las pasas en vela dándole vueltas a los absurdos más patéticos...a la mañana siguiente cansancio físico que te impide salir a correr como te ha habías propuesto...nueva frustración y más hundimiento del nivel de flotación; en dos semanas la quilla ni se ve.

Eso si no te da por llorar recordando todos los amores perdidos, todas las oportunidades desperdiciadas y toda la mala suerte que pareces empeñado en recolectar sin haber sembrado ni una sola semilla. El mundo parece haberte vuelto la espalda y tu decides enfadarte con él.

Pues eso también tiene un nombre que complacerá a todos mis seguidores que andan completando su diccionario de "palabros":  Se llama Astenia Primaveral...Y siento ser un aguafiestas como House, pero no tiene cura (diagnóstico diferencial: fatiga que no mejora con el descanso).

Así que lo único que puedo recomendar es entender que no puedes hacer nada por evitarla y que en unas semanas pasará; mejor ni preocuparse!

Como mucho, intentar no ver tanta decadencia en nuestro cuerpo y tratar de recodar toda esa experiencia y sabiduría adquirida que nos están haciendo únicos e irrepetibles en este mundo. No llorar por lo que pasó y no pudimos evitar o pensar que, a pesar de todo, lo vivido hará que raramente volvamos a caer en el mismo error.

Tengo un buen amigo que parece tener las pastillas adecuadas para pasar esta astenia anual; dejar de tener la vista puesta en el retrovisor y mirar más tanto al frente como a los lados.... para poder ver a todas las personas dispuestas a darte ese inmenso abrazo que te demuestre lo valioso que eres para ellos (a pesar de la ensalada de michelines y fracasos en que crees haberte convertido).

¡Feliz primavera a todos!





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