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sábado, 20 de abril de 2013

UN BILLETE PARA AVALÓN

Hace unos días un conocido colgó una fotografía en su muro de facebook que mostraba un precioso paisaje sobre un pantano en esas horas, entre melancólicas y mágicas, en que la noche comienza a caer y la iluminación artificial emerge con sus destellos irreales...como queriendo arropar y guiar a los viajeros perdidos a los que la oscuridad les alcanzó fuera del hogar.

La foto tiene algo de utópico; un brillo plateado en el agua bajo un cielo con tonos malvas. Se parecía más a cualquier ilustración de un libro de cuentos que tenía de pequeña, que a una visión de un lugar real.

Hubo un nombre que me vino a la cabeza nada más ver la escena...una palabra que me hace soñar y volar muy lejos hacia mundos que siempre creí que existían de verdad...a esos sitios a los que solo se accede pisando una linea invisible trazada al entrar en un bosque, repitiendo 5 veces un mismo saludo, o traspasando con decisión y sin miedo el espejo frontal del armario ropero.

Recuerdo pasar horas fantaseando con histórias idílicas entre princesas en apuros y caballeros que portaban un pañuelo en la empuñadura de su espada a modo de talismán de amor....andanzas de jóvenes intrépidos que, en su afán de aventuras, descubren lugares insólitos y perdidos....parajes encantados plagados de elfos y hadas con poderes suficientes para hechizar a cualquiera que descuidadamente se internase en su territorio.

Posiblemente, si contabilizara el tiempo que he pasado con la mente alejada de mi cuerpo y los ojos clavados en el blanco techo de mi habitación, alguien podría catalogarme de ilusa empedernida, poco práctica y con mente infantiloide o sin muchos deseos de madurar. Y seguramente tendré poco que reprocharle porque, por suerte o desgracia, quiero seguir soñando despierta hasta que mi cerebro agotado no pueda distinguir realidad de ficción y poco a poco se vaya apagando felizmente la llama de mi coherencia.

Esa foto trajo a mi mente un viaje que quiero hacer a Avalón uno de estos días...a ese lugar de leyenda artúrica dónde los campos se cultivan solos y los árboles dan sus frutos sin necesidad de cuidados; la tierra en la que se forjó la mítica Excalibur o donde se retiraba Merlin para ser reconfortado por Morgana.

Quiero dejarme arrastrar por la necesidad de soñar y ser absolutamente feliz durante unos preciosos instantes de éxtasis....tocar las manzanas de oro que dan sus árboles y abandonarme morbósamente al placer de la cálida caricia del viento perfumado por flores o hierbas mágicas. Tengo ya ganas de comprar ese billete que me transporte allí durante unos momentos maravillosos en los que vuelvo a ser yo misma, una vez más...sin miedos....feliz como una niña pequeña....capaz de creer cualquier cosa que me cuenten.

Sí...tengo mi Avalón particular, situado muy lejos de mi alfombra roja, un lugar creado con vuelos sin motor sobre la realidad de mi vida que, sin ser ni dura ni triste, necesita sus escapadas también.

Lo malo de estos lugares tan especiales, es que no siempre puedes visitarlos cuando lo pretendes...invariablemente hay una serie de circunstancias especiales que deben concurrir para poder traspasar a ese plano de realidad y, a veces, por mucho que yo lo desee, debo seguir esperando en la puerta a que la voz del rey Arturo me llame desde dentro y me sea abierta la cancela sagrada.

Así que, aquí estoy!.... sentada en el escalón de un gran pórtico de madera, aguardando pacientemente oír esos cinco "holas" mágicos que me permitan cruzar al lado de lo imposiblemente fantástico para recargarme de una energía positiva que me dure hasta el siguiente viaje.

Lo peor; los aterrizajes... y las ganas de plantarme de nuevo en la puerta justo a los diez minutos de volver. Pero como yo misma suelo decir, "Avalón bien merece, no solo una misa como París, sino la posterior aflicción por la distancia"

Existe un lugar al norte del tiempo y al este de la realidad, donde se abre una puerta al mundo del más allá. Tomad la barca hacia la isla de Avalón, la isla mágica en la cual podréis curar vuestras heridas...y donde el tiempo se pierde en el infinito.







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