Vistas de página en total

miércoles, 10 de abril de 2013

UN HERMOSO PENDIENTE DE ORO

Cuan valiente marinero que cruza el cabo de Hornos en su venturosa travesía, un día, alentada por mi buena capacidad de soportar el dolor, decidí agujerearme de nuevo mi oreja izquierda para lucir otro (discreto)  pendiente. El motivo?...una tontería cuyo significado sólo conocemos la persona informada del origen del evento y yo misma.

Y ya van varios en la misma aurícula que ahora está engalanada por tres pequeñísimos adornos en los que hay que fijarse mucho...dada la razón oficial que motivó la mutilación, puedo estar tranquila de que no terminaré mis días como un colador o necesitando prótesis a los lados de mi cara para poder sujetar las gafas.

Hay muchas leyendas sobre el uso de ese pendiente por parte marineros de toda índole (piratas, bucaneros, comerciantes, exploradores...); la más popular habla del riesgo superado al pasar por un mar embravecido con vientos indómitos y tempestades asombrosas al bajar hasta la última punta del continente americano y pasar del océano mal llamado Pacífico al Atlántico.

Estamos hablando de la friolera de más de 4 siglos en la historia...y eran tan pocos los barcos que lograban atravesar tan maldito paso, que en señal de respeto ante la hazaña de los marineros que lo conseguían, se les permitía tres inalienables derechos: Permanecer cubiertos en presencia del rey, orinar al viento (a ver si algún hombre puede explicarme dónde estaba el placer de hacerlo....porque, sinceramente, no termino de encontrarle la gracia) y ponerse un pendiente de oro.

Al parecer el primero que lo consiguió fue un español (nos metemos en todos los fregados...furia ibérica), Don Francisco de Hoces, que tratando de pasar por el estrecho de Magallanes, se encontró con una buena tormenta y tuvo que desviar su rumbo para terminar pasando por el famoso cabo.

Voces menos pintorescas, hablan de una costumbre de índole más económica que ésta tan romántica. Se cree que los marineros llevaban un arete de oro macizo tan solo para asegurarse el futuro o el de su familia, de tal guisa que, si caían por la cubierta y eran rescatados con vida, la venta de ese aro les permitía sobrevivir en cualquier puerto hasta que encontraran nuevo barco en el que enrolarse. Si la suerte estaba en contra y morían, la joya podía pagar su entierro o aliviar económicamente a su familia.

Hace unos días me advertí tristemente que había perdido mi pendiente nuevo...un pequeño aro de oro de los que llaman abridores y que tradicionalmente se suelen poner a las niñas nada más nacer (en estos reinos, claro.....en otros países ni se les ocurre).

Bárbara costumbre ahora que lo pienso; sin sentido dado el mundo en que vivimos...Por qué perforamos las orejas a tan temprana edad si con 18 años recién cumpliditos nos dedicamos a procurarnos dolor conscientemente a base de agujerearnos por moda y  no solo las orejas en algunos casos?.... Si es para evitar traumas futuros, es lógico la discriminación por sexos?....Por qué no ponemos también pendientes a los niños y, de paso, varios???.

Tras percatarme de la pérdida de tan bonito adorno, he decidido reemplazarlo con cualquier otro pendiente de oro...me preocupa realmente que, en caso de muerte, nadie pague mi entierro o, lo que es aún peor, que mi valía de cara a los demás dependa de lo poco que lleve colgado de las orejas.

En vista de este último temor, me pregunto qué pasaría en una sociedad en la que los logros conseguidos, las dificultades salvadas, y los malos momentos superados, se tuvieran que demostrar enganchándonos metales nobles en nuestros apéndices auriculares.

La  misma reflexión me lleva a identificar a muchos conocidos que ahora visten sobre su pecho vistosos galones de coloreado papel; de lo poco que les iban a durar en sus pecheras durante una de esas tormentas en medio del océano....Y también a esos grandes amigos que pasan totalmente desapercibidos pero en los que puedo apreciar de soslayo, el brillo de los maravillosos tesoros que deberían colgar de sus orejas.

Que fácil sería entonces descubrir, en un solo golpe de vista, a todos aquellos prójimos, cuyo valor personal y valentía les ha hecho enfrentarse a sus miedos  cambiando, no solo su mundo, sino también parte del de los demás; entre ellos el mío....Qué hermosos pendientes lucen para mí!!!








No hay comentarios:

Publicar un comentario